miércoles, 16 de octubre de 2013

Los nuevos aranceles

¿A que esto mismo podría haberse escrito hoy? Pues es nada menos que de 1922.

Pronto en los labios tendremos
las amarguísimas hieles,
los sinsabores supremos
de los nuevos aranceles.

¡Ni podremos comer rancho
con tal ley arancelaria!
¿Por qué no viene un buen Sancho
a esta ínsula Barataria?

En situaciones tan tristes,
frente a este dolor sin par,
no hay quien imagine chistes…
¡España va a naufragar!

Del nuevo arancel la rueda
nos aplasta, nos tritura,
sólo protesta este cura…
¡Que se salve aquel que pueda!

Ante situación tan seria,
nadie grita; todos gimen…
¡Y todos hieren y oprimen
al pobre león de Iberia!...

Y el león, que fue el altivo
emperador de otros tiempos,
a fuerza de sufrimientos
yace más muerto que vivo…

Sobre su cuerpo, cansado
de lanzar rugidos fieros,
los tiranos, los logreros
bailan un zapateado.

¡Pero, ¡ay! si algún día siente
nueva acometividad,
de un zarpazo solamente
obtendrá su libertad!


(Publicado en La Correspondencia de España, 14 de febrero de 1922)

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