jueves, 29 de noviembre de 2012

Animales en escena




No son raras las apariciones o referencias a animales en las comedias de Jardiel, en especial a perros y a gatos. Aparte de los propios títulos que hacen referencia a estos animales (El amor del gato y del perro, Las siete vidas del gato), podemos recordar ahora los siguientes:

Perros:
En El amor solo dura 2.000 metros, el duque de Blois lleva bajo el brazo un chucho cochambroso y pequeñísimo llamado paradójicamente “Carlomagno”, del cual dice descender del mastín de María Antonieta y del terranova del cardenal Richelieu.
En El pañuelo de la dama errante, aparece un perro llamado “Charles Boyer”, con un relativo peso específico en el desarrollo de algunas escenas.
En El sexo débil ha hecho gimnasia, son dos los perros que de alguna manera adquieren protagonismo: uno de ellos, en el primer acto, que está metido en una cesta, y el otro, una perrita llamada “Fernanda” (óbservese su nombre de persona, en contraste con los personajes de la obra, que suelen tener nombre de animal). Esta “Fernanda” ha tenido cachorritos, aunque ni la madre ni las crías aparecen en escena.
El protagonista de Una noche de primavera sin sueño dice tener un perro llamado “Kant”, como el filósofo alemán, que duerme en su cama, mientras él lo hace en un diván.
Y por supuesto, no podemos olvidarnos de Eloísa está debajo de un almendro, en donde dos enormes perros llamados "Caín" y "Abel" hacen acto de presencia en el escenario, atados con sendas correas que maneja Micaela.


Gatos:
En cuanto a los gatos, hay referencias más o menos explícitas en Las siete vidas del gato, El amor del gato y del perro y Eloísa está debajo de un almendro, y en esta última, incluso, aparece una gata en brazos de Ezequiel, que posteriormente mete en una maleta.

Respecto de otras especies animales con mayor o menor presencia sobre el escenario, hay que señalar las siguientes:

En Las cinco advertencias de Satanás, Coral, la protagonista, vive con seis peces en un acuario, animales que tienen la ventaja, según ella misma dice, de que no opinan.

En El amor solo dura 2.000 metros, un periodista porta en una caja unas palomas mensajeras, que emplean para hacer llegar las noticias hasta la redacción de su periódico.

En Los habitantes de la casa deshabitada es nada menos que un burro, cuya simple aparición en el escenario causa sorpresa en el espectador y contribuye en buena medida a potenciar la risa. También en el primer prólogo de Flotando en el éter hay diversas alusiones a una burra que se está muriendo y que responde al nombre de 'Cirila'.

En Tú y yo somos tres, hay varias referencias a un loro llamado “Manolete”, que tiene la particularidad de que sólo habla estando a la intemperie, y que muere de desnutrición, por la desidia de sus dueños, al comienzo del segundo acto.

En Eloísa está debajo de un almendro se comenta en varias ocasiones que Micaela colecciona búhos, aunque éstos no llegan a aparecer en escena.

En Flotando en el éter, Nicasio, el boticario, tiene su estudio lleno de bichos disecados, colgando del techo: búhos, águilas, gatos, y hasta un caimán pequeño.

En la versión cinematográfica de Angelina o el honor de un brigadier, es una mona amaestrada, llamada "Josefina" la que adquiere especial protagonismo, así como un loro, traídos ambos por el brigadier de uno de sus viajes a Filipinas.

Y en fin, a título meramente anecdótico podríamos señalar igualmente que en la pieza breve titulada La abnegación de Domingo, aparece en escena una serpiente que sabe hablar perfectamente como las personas.

© Juan Ballester

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