"Yo exijo que en mi estatua se me coloque sentado, con una pierna encima de la otra, según mi postura habitual, fumando, porque las chimeneas y yo tenemos las mismas afinidades (ambos nos pasamos el día echando humo y ambos estamos rematados por un ladrillo) y leyendo, porque yo me paso la vida leyendo; pero estarme encima de un pedestal toda la vida sin leer, se me hace tan imposible como explicarles por gestos a dos sordomudos un tratado de Psicología.
Exijo también que se me provea de un abrigo practicable; esto es, ceñible y desceñible, a voluntad.
Y de un paraguas para resistir la lluvia y el sol.
Y de una tacita de café del Café, porque como no está hecho con café es el que más sabe a café.
Y de una botellita de licor, pues lo que yo no tomo, ni tomaré jamás, es bebidas alcohólicas.
Y de varios libros.
Y de una pitillera repleta.
Y de una caja de cerillas con sus cabezas correspondientes.
Y de un cenicero.
Y de un cacharro con flores para vivir en un ambiente perfumado.
Y de unos cuantos útiles de toilette.
Si además de esto el Municipio me da permiso para bajarme del pedestal los martes y poder hacer una visita semanal a la Casa de Fieras, seré una estatua completamente feliz.
(Apunto el último detalle, porque soy tan afectivo que no puedo dejar de ver a mis amigos, por lo menos, una vez a la semana)".
Gutiérrez, 29 diciembre 1928.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario