miércoles, 8 de diciembre de 2010

La estatua de Jardiel

"Yo exijo que en mi estatua se me coloque sentado, con una pierna encima de la otra, según mi postura habitual, fumando, porque las chimeneas y yo tenemos las mismas afinidades (ambos nos pasamos el día echando humo y ambos estamos rematados por un ladrillo) y leyendo, porque yo me paso la vida leyendo; pero estarme encima de un pedestal toda la vida sin leer, se me hace tan imposible como explicarles por gestos a dos sordomudos un tratado de Psicología.
Exijo también que se me provea de un abrigo practicable; esto es, ceñible y desceñible, a voluntad.
Y de un paraguas para resistir la lluvia y el sol.
Y de una tacita de café del Café, porque como no está hecho con café es el que más sabe a café.
Y de una botellita de licor, pues lo que yo no tomo, ni tomaré jamás, es bebidas alcohólicas.
Y de varios libros.
Y de una pitillera repleta.
Y de una caja de cerillas con sus cabezas correspondientes.
Y de un cenicero.
Y de un cacharro con flores para vivir en un ambiente perfumado.
Y de unos cuantos útiles de toilette.
Si además de esto el Municipio me da permiso para bajarme del pedestal los martes y poder hacer una visita semanal a la Casa de Fieras, seré una estatua completamente feliz.
(Apunto el último detalle, porque soy tan afectivo que no puedo dejar de ver a mis amigos, por lo menos, una vez a la semana)".

Gutiérrez, 29 diciembre 1928.

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