sábado, 10 de noviembre de 2012

Títulos


Un aspecto que inmediatamente llama la atención en las comedias de Jardiel es el de sus títulos. Una característica común a casi todos ellos es su longitud (Como mejor están las rubias es con patatas, Cuatro corazones con freno y marcha atrás, etc.). En este sentido, Tú y yo somos tres (5 palabras), Madre (el drama padre) (4 palabras) o Un adulterio decente (3 palabras) constituyen la excepción. Quizá el récord se lo lleva una comedia apenas esbozada, que sabemos que se iba a titular Oh París, ciudad sirena, que estás siempre junto al Sena...

Sorprende la capacidad de Jardiel para encontrar títulos ocurrentes, que predisponen al lector o al espectador a esbozar una sonrisa: Un marido de ida y vuelta, El sexo débil ha hecho gimnasia, Tú y yo somos tres, etc.

En varios de ellos aparecen o hay alusiones a la vida y la muerte: El cadáver del señor García, Las siete vidas del gato, Eloísa está debajo de un almendro. Y además, dos comedias que llevaban la muerte en su título, fueron rebautizadas con posterioridad a su estreno: Morirse es un error (más tarde Cuatro corazones...) y Lo que le ocurrió a Pepe después de muerto (más tarde Un marido de ida y vuelta).

En no pocos casos, los títulos plantean la cuadratura del círculo, introduciendo elementos antagónicos: Los ladrones somos gente honrada; Los habitantes de la casa deshabitada, Un adulterio decente, Tú y yo somos tres, El sexo débil ha hecho gimnasia. Fijémonos, como si de una operación matemática se tratase, en las siguientes premisas:

ladrones = gente honrada
habitante = deshabitada
tú y yo = tres
adulterio = decente
débil = gimnasia

Algunos títulos consiguen la comicidad a base de sugerir reminiscencias de otras piezas: Así, Una noche de primavera sin sueño, parece trasladarnos a Shakespeare, y Margarita, Armando y su padre nos hace recordar a los personajes de La Dama de las camelias. En cambio, Es peligroso asomarse al exterior, que parte del mismo argumento que Marcela o, ¿a cuál de los tres?, no nos sugiere sin embargo paralelismo alguno con la obra de Bretón de los Herreros.

En alguna ocasión, el título está basado en el juego de palabras o en la deformación de un refrán o frase hecha: Carlo Monte en Montecarlo; Las siete vidas del gato.

Claro que también hay títulos con tintes poéticos (El pañuelo de la dama errante; Eloísa está debajo de un almendro, Flotando en el éter) e incluso todo lo contrario, prosaicos y desafortunados (Agua, aceite y gasolina).

Las referencias numéricas aparecen mucho en los propios títulos, lo cual no deja de ser un dato curioso: Un adulterio decente, El amor sólo dura dos mil metros, Tú y yo somos tres, Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Las cinco advertencias de Satanás, A las seis, en la esquina del bulevar, Las siete vidas del gato. Y eso, sin contar que Es peligroso asomarse al exterior, iba a llamarse primeramente Uno y tres son cuatro y sobran dos.

© Juan Ballester

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