viernes, 21 de octubre de 2011

La "tournée" de Dios - Datos técnicos



LA "TOURNÉE" DE DIOS
(novela casi divina)


Escrita entre el 2 de marzo y el 12 de junio de 1932 en los siguientes lugares de Madrid: café Gijón, café Recoletos, café Jorge Juan, café Roma y café Europeo.

Estuvo prohibida por la censura, tanto por parte republicana (por considerarla propaganda beata), como por el régimen franquista (por entender que atacaba a la religión).

Argumento: Se reúnen dos asuntos o argumentos distintos sólo unidos tangencialmente; por un lado, el viaje que realiza Dios a la Tierra, lo cual tiene lugar en un lugar cercano a Getafe; y por otro, la historia del matrimonio entre el novelista Federico Orellana y la actriz Natalia Lorzain, si bien estos personajes apenas tendrán relación con la llegada de Dios, salvo en el momento en que le piden, a través de terceros, que salve a su hijo, lo que finalmente no sucede, pues el niño acabará muriendo.

Estructura:
Dedicatoria / Prólogo en mesa revuelta / Libro Primero: Dios anuncia su tournée (capítulo 1 a 23, excepto el 21) / Libro segundo: Dios comienza su tournée (capítulo 25 al 50) / Libro tercero: Dios renuncia a su tournée (capítulo 21 y 51 a 58) / Epílogo: Adiós a Dios

Personajes principales:
Dios: Es un ser humilde y a la vez enorme, no necesariamente identificado con el ser humano.
El Papa: Es escéptico con las apariciones que Dios le hace, pero se tiene que rendir a la evidencia cuando todo el mundo puede comprobarlo a través de los milagros que realiza.
Federico Orellana: Famoso novelista, casado con Natalia.
Natalia Lorzain: Actriz y esposa de Federico.
Perico Espasa: De verdadero nombre Pedro Cadafalch, es director de un periódico y amigo de Federico.
Doctor Flagg: El mismo que aparece en Amor se escribe sin hache, médico y mentiroso compulsivo.

Publicaciones:
La “tournée” de Dios (novela casi divina), Biblioteca Nueva, col. Grandes Novelas Humorísticas, Madrid, 1932 (1ª), 1933-34 (2ª), 1936 (3ª), 1937 (4ª), 392 pps.
La “tournée” de Dios, Pax, Santiago de Chile, 1937.
La “tournée” de Dios, El Libro Perfecto, México, 1951.
La tournée de Dios, Juventud, Buenos Aires, 1953.
La "tournée" de Dios (novela casi divina), Latino Americana, México, 1957, 1959, 1962, 1963, 330 pps.
La “tournée” de Dios, Suratlántida, Montevideo, s.f., 368 pps.
La “tournée" de Dios, Continental, México, 1961, 336 pps.
La "tournée" de Dios, AHR, col. 4 al año, Barcelona, 1965, 1968, 422 pps.
La “tournée” de Dios, en Obras completas, AHR, 1973.
La "tournée" de Dios, Círculo de Lectores, Barcelona, 1976, 351 pps.
La "tournée" de Dios, Salomón Hermanos, Buenos Aires, enero de 1978, 326 pps.
La "tournée" de Dios, Planeta, Barcelona, 1979, 403 pps.
La “tournée” de Dios, Plaza & Janés, col. Al Monigote de Papel nº 7, Barcelona, febrero 1981, 1985, 1987, 317 pps.
La “tournée” de Dios, Plaza & Janés, col. Gran Reno nº 69, Barcelona, septiembre 1985, 317 pps.
La "tournée" de Dios y Amor se escribe sin hache, AHR, Barcelona, 1981.
La "tournée" de Dios y Amor se escribe sin hache, Mundo Actual de Ediciones, Barcelona, 1980, 1981, 633 pps.
La “tournée” de Dios, (ed. Luis Alemany), Biblioteca Nueva, 1989, 1996, 2000, 2003, 2005, 476 pps.
La tournée de Dios, Temas de Hoy, col. Clásicos del Humor, Madrid, 1998, 451 pps.
La “tournée” de Dios (ed. facsímil, introducción de Mª José Conde Guerri), Biblioteca Nueva, Madrid, 2001, 32 + 411 pps.
La tournée de Dios, Biblioteca Nueva, Madrid, 2003, 472 pps.
La tourneé de Dios, Blackie Books, Barcelona, 2010, 487 pps.

Traducciones:
- Inglés: The tour of God
- Portugués: Ramalho Vecchi, ed. Vecchi, Rio de Janeiro

Adaptaciones Cinematográficas:
La “tournée” de Dios
A principio de los años 70 existió al parecer un proyecto de adaptar la novela al cine, que estaría dirigida por Manuel Summers, proyecto que finalmente no se llevó a cabo.


LA CRÍTICA HA DICHO:

En Obra inédita Jardiel se pregunta qué ocurriría si Dios fuera en realidad Satanás. Si la respuesta resultara afirmativa, concluye: «Se explicaría este antro de miseria, de enfermedad y de muerte de todo que es el Mundo». La explicación no llegará nunca y el indiscutible deseo de trascendencia del autor que le llevó a interesarse durante mucho tiempo por el espiritismo quedó sin respuesta válida, al menos en los textos. Es evidente que Jardiel produce un efecto continuado que va de la hilaridad a la amargura. La crítica ha destacado su originalidad y sus mecanismos de creación pero no se ha detenido en la crueldad como elemento fundamental en la escritura del madrileño.
La crueldad está en la base del universo representado y la lectura de La tournée de Dios lo confirma con creces. Existe verdadera complacencia en el sufrimiento de los otros, aunque bajo la capa del absurdo y no como placer estricto del agente de los desastres. La huida de Jardiel por la escritura es una catarsis que no purga las pasiones sino que es perplejo reconocimiento del absurdo.
La crítica acepta que el dios de la novela es el del Antiguo Testamento, el del Diluvio, el que hizo llover fuego sobre las ciudades condenadas. No hay Redención posible; de hecho, Dios acepta su paternidad sobre Jesús y acusa a la humanidad de asesina pero no sigue el razonamiento de la salvación y, de esta manera, el sacrificio de Jesús queda como esfuerzo vano con lo que las puertas de la esperanza permanecen cerradas para el hombre. Quiero destacar que Dios afirma que viene a la Tierra revestido con los rasgos comunes al simple ser humano y juega como le place con esa aparente dualidad y, desde este planteamiento, el principio de contradicción de Jardiel consigo mismo se puede rastrear muy bien. Este dios es cruel sin paliativos a los ojos de la humanidad que creó, aunque su lógica de actuación, por axioma, es externa a este aspecto.
La comunicación entre Dios y sus criaturas está rota desde el principio y sólo las lágrimas sobre las ruinas de la plaza de toros que, por cierto, duran treinta minutos de llanto divino, sin olvidar que previamente la plaza ha reventado por la aglomeración y hay cuatrocientos muertos y mil seiscientos veinte heridos más, aplastados o magullados, dulcifican falsamente una expresión cuyo estado natural es el aburrimiento y el hastío. Las lágrimas no ocultan la crueldad. Dios hablará en un paisaje de ruinas y desolación muy acorde con el mensaje que va a lanzar a esa masa a la que Jardiel despreciaba en lo más íntimo. En mi opinión, este Dios es mucho más que el dios mosaico, es la encarnación del propio absurdo en la lógica cruel que concluye en la soledad de todos como realidad; esa soledad hostil es la única verdad.
Dios creó arbitrariamente, igual que lo hace el arte. La amargura de la novela no deja resquicio y su ambiente obsesivo se va espesando, ganando grosor y la superficie textual antes abierta a la carcajada deja paso a la sonrisa forzada hasta concluir en una mueca. La ley de relación proporcional se invierte. Todo contribuye a ello porque la deformación esperpéntica, la acumulación de recursos hiperbólicos, la presencia de elementos gráficos, la sátira de las instituciones y la burla articulan un texto de total verosimilitud en la intención del autor, explícita sin lugar a duda. Nunca Jardiel fue más serio y pocos ejemplos se pueden encontrar más terribles que esta novela en nuestra literatura.
(Antonio Garrido Moraga)

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La tourneé… está calificada por el poeta Eugenio de Nora como "la más negra y concienzuda irreverencia" y es, sin duda, la más polémica de todas sus obras. Trata de Dios. De la tourneé que Dios hace por España cuando decide descender de los cielos. Trata de Dios. Del Dios cristiano que no sabe hablar hebreo, que se cuela en los trenes y que se abre paso entre la multitud que le aclama con una ametralladora. Pero Dios para Jardiel no es más que un ser humano, un hombre como cualquier otro –quizás un poco más gafe-, sin pretender en ningún momento ser antirreligioso porque "de ir contra alguien", dijo, "este libro va contra la Humanidad, porque la Humanidad está como una cabra".
(Juan Leyva Salmerón)

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Quizá sea La tournée de Dios la obra de Jardiel que ha despertado un mayor interés en la crítica, ya a favor, ya en contra. Unos han hecho hincapié en su irreverencia, en las blasfemias que contiene, otros han hecho notar que “representa el mayor esfuerzo intelectual de Jardiel para elevarse a un humorismo trascendental, preludiando una evolución que se anunciaba semejante a la de W. Fernández Flórez”.
¿Qué es La tournée...? Lo primero que nos llama la atención al comenzar a leer la novela es la enumeración anárquica, al parecer, de los capítulos. Tratándose de un humorista, el primer pensamiento que nos hacemos es el de que se trata de un motivo cómico, sin embargo, esta ordenación, como explica Jardiel, es cronológica. Es decir: el capítulo 21 se encuentra entre el 55 y el 56, pero, como sucede antes del 22, lleva el número que le debía corresponder en el tiempo. Ciertamente no se trata de ninguna novedad en cuanto a la forma de novelar, sin embargo, esta numeración nos ayudará a encontrar una de las claves de la novela, no ya en lo que se refiere al vaivén del tiempo, sino en lo que respecta a la técnica narrativa y la estructura de la obra.
(Manuel Ariza Viguera)

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La tournée de Dios (1932), novela “casi divina”, representa un intento vanguardista socio-teológico de ofrecer, gracias a un súbito arranque –la milagrosa aparición de Dios a los hombres de este siglo-, una situación impensable seguida de otra, lógica, pero llena de absurdos inacabables: el frenesí y falso fervor desatados en una nación tradicional y oficialmente cristiana ante la anunciada vuelta de Dios a la Tierra seguidos del desencanto, rechazo y olvido final de las gentes hacia su Hacedor. Se trata, indudablemente, de una obra humorística construida sobre un tema de enorme seriedad, pero que, por su frivolidad aparente, es también pieza literaria que ha encaminado a muchas y muy diferentes interpretaciones y conclusiones. Por ello, mientras unos ven en la novela irreverencia y tendenciosidad, otros la encuentran llena de una profundidad moral capaz de actuar como revulsivo contra la inautenticidad. La amarga y silenciosa retirada de un Dios que se niega a hacer milagros y que, olvidado de todos, sube al tren que le reintegra a su misterioso origen y destino, puede tomarse como la respuesta silenciosa que el “personaje divino” y su humorista dan al hombre masa que pregunta, pide y acusa; que, codo con codo con su prójimo desconocido, intenta rellenar con vacío su vacío esencial; que, feliz un momento por desear algo, al siguiente ya está dispuesto a despreciarlo y rechazarlo como un juguete roto: como hacen las criaturas de Jardiel, dispuestas a amar y escuchar la voz que, al descomponerse y hacerse apocalíptica y acusadora, deja de complacerlas. Pocas veces por el camino del humor más disparatado, una nación, una ciudad y unas gentes disparatadas se han transformado en símbolos de la puerilidad y la estulticia, de la inconsecuencia e irresponsabilidad de los hombres.
(Emilio González-Grano de Oro)

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El único interés de esta historia [paralela], que ocupa prácticamente la mitad del libro, radica en la coincidencia que supone con la propia biografía del autor, como comprobará quien lea el prólogo de «Una noche de primavera sin sueño» y algunos otros testimonios, este es el relato de su idilio con Josefina Peñalver y su posterior ruptura, aunque, naturalmente, amañado en la novela, pues aquí es Federico el que rompe las relaciones y en la realidad fue Josefina la que se marchó con un intérprete de tangos argentinos.
(Carmen Escudero)

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