domingo, 11 de abril de 2010

Es peligroso asomarse al exterior - Datos técnicos

ES PELIGROSO ASOMARSE AL EXTERIOR


Comedia en un prólogo y dos actos.

Nº de personajes: 22 (12 femeninos + 10 masculinos).
[Isabel, Guadalupe, Santa, Heliodora, Sofía, Tula, Casilda, Evelina, Mercedes, Camarera, Telefonistas // Federico, Gerardo, Mariano, Hermenegildo, Wenceslao, Mendiguchía, Silvio, Pepe, Juanito, Intérprete].

Escenario: Prólogo, rincón de un saloncito en Buenos Aires, cabina de teléfonos en Francia, trozo del salón de la casa del conde de Trujillo en Madrid, y reservado en el café de un hotel de Nueva York. Acto 1º y 2º, salón en casa de Gerardo y Guadalupe, en Madrid.
Época: Actual.
Secuencia temporal: Prólogo, septiembre y noviembre de 1934, y enero de 1935. Acto 1º, ocho días después [12 de enero], hacia las 12 de la mañana. Acto 2º, el mismo día, hacia las diez de la noche.

Sinopsis: Supone una versión cómica y actual de Marcela o ¿a cuál de los tres?, de Bretón de los Herreros.
Argumento: En un breve espacio de tiempo y en tres lugares diferentes, una joven se enamora y se promete en matrimonio a tres hombres, que juntos representan su ideal masculino, sin saber que ellos son parientes entre sí. Al conocer la verdad, y ante la imposibilidad de casarse con los tres, decide no hacerlo con ninguno de ellos, mientras que éstos inician unas dudosas relaciones con tres antiguas pretendientas, con las que sin embargo jamás podrán ser felices. Una inesperada declaración amorosa del ex-novio de una de las pretendientas, dará un nuevo giro a la situación.

Desarrollo de las escenas:
[Prólogo]
Gerardo, conde de Trujillo, telefonea desde Buenos Aires a su hermana Guadalupe, en Madrid, para comunicarle que ha conocido a la mujer de su vida, con la que piensa casarse en primavera. La afortunada ha de pasar antes por Nueva York para arreglar un asunto. Precisamente en Nueva York, Federico, un hijo del conde, telefonea también a Guadalupe, su tía, para ponerle al corriente de que ha conocido a una muchacha con la que se piensa casar, que no es otra que la misma Isabel que vimos anteriormente, aunque ella no parece acordarse de la anterior promesa de matrimonio. Unas semanas después, el otro hijo del conde, Mariano, telefonea a la tía desde Niza para notificarle que tiene intención de casarse en breve con una muchacha a la que ha conocido allí, que vuelve a ser la misma Isabel de las dos ocasiones anteriores y que esta vez sí parece darse cuenta de que se ha comprometido con tres hombres a la vez, y para colmo, parientes entre sí, con la consiguiente sensación de angustia.
[Acto 1]
Los Mendiguchía, un matrimonio con tres hijas a cual más simple, a las que en tiempos quisieron emparentar con el conde y sus hijos, han ido a la casa a conocer a las prometidas de éstos. Las tres hijas van acompañadas además de sus actuales novios. Van llegando primero Gerardo y más tarde Federico y Mariano, éste junto a Isabel, que entra cabizbaja, y cuya aparición produce un choque emocional en los dos primeros, al comprobar la identidad de la recién llegada. Guadalupe y Mariano son por unos instantes ajenos al drama, lo que hace aún más dolorosa la situación para el resto de los protagonistas. Isabel se derrumba, llorando y por fin explica que ella es la prometida de los tres hombres y trata de justificarse hablando de su ideal masculino y de cómo se fue enamorando de cada uno por sus diferentes virtudes, y cómo después no recordaba haberse comprometido formalmente. Y lo peor es que sigue queriéndolos a los tres, motivo por el cual ha decidido marcharse para siempre. Gerardo propone que elija a uno y se case con él, pero cada uno de los tres no se considera digno de ser el elegido. Ella no admite el sacrificio de ninguno y se mantiene en su postura, por lo que ellos deciden resucitar sus antiguos compromisos con las hijas de Mendiguchía. Isabel y Guadalupe están dispuestas a impedirlo, sabedoras de que esas relaciones no les harán felices.
[Acto 2]
Los antiguos novios de las hermanas Mendiguchía merodean por el jardín, para aprovechar un descuido y colarse a hablar con ellas, razón por la cual la servidumbre ha de extremar la vigilancia. Consiguen entrar ayudados por un criado resentido y hablan de la forma en que les han sido arrebatadas sus novias por el conde y sus hijos, y de cómo las tres hermanas han aceptado sin rechistar y sin pena alguna. Silvio, uno de los ex-novios, parece preocupado por otra cosa y manifiesta que el tema le trae bastante sin cuidado. Guadalupe les sorprende dentro de la casa pero, lejos de ahuyentarlos, les anima a luchar por ellas, a recuperarlas, pues no le agrada que su hermano y sobrinos se relacionen con esas tres muchachas tan simples. Isabel, por su parte, trata de que las muchachas beban más de la cuenta y saquen a relucir toda su estupidez, para que a Gerardo y sus hijos se les abran los ojos. Entran las tres parejas; a ellas se las ve felices, ellos, un tanto resignados. Dos de los antiguos novios de las hermanas irrumpen en la escena y son invitados a salir al jardín para ajustarles las cuentas. El tercero, Silvio, habla a solas con Gerardo y le comunica que se ha enamorado de Isabel; el conde promete ayudarle y se lo cuenta a sus hijos. Quedan a solas Silvio e Isabel; él le abre su corazón, pero ella se irrita y le advierte que no es de las que por despecho se arrima al primero que pasa, y le abofetea. Silvio, aconsejado por Gerardo, le devuelve la bofetada y sale tras ella. Y alguien comenta que lo que empieza en golpes suele acabar en caricias.

Comentario: Se trata de una comedia relativamente poco conocida de Jardiel, pero no por ello carente de méritos, sino todo lo contrario, puesto que destaca tanto por la brillantez de su argumento, como por la concepción de sus personajes y por las situaciones que plantea, a la vez inverosímiles y disparatadas.
Aunque su punto de partida está tomado de la famosa comedia de Bretón de los Herreros, Jardiel ha ido más allá, introduciendo un factor diferente que altera completamente el planteamiento general de la trama, que no es otro que el grado de parentesco que une a los tres pretendientes, algo desde luego completamente inverosímil, pero a lo que Jardiel nos tiene de sobra acostumbrados, con evidente éxito por otra parte.
Ya la propia Isabel hace referencia a lo inverosímil de que entre los tres millones de habitantes de Buenos Aires conociese a Gerardo, y que entre los dos millones de seres de Nueva York encontrase a Federico, y que igualmente coincidiese con Mariano en la Costa Azul, y que los tres fuesen parientes entre sí. Y a pesar de tener tres personalidades tan diferentes, o quizá por eso mismo, pensara casarse con cada uno de ellos, para al final sin embargo no hacerlo con ninguno, para no despechar a los otros dos.
Hay personajes antológicos: toda la familia Mendiguchía, desde el padre que nunca puede hablar, hasta las tres hijas cuyas vidas han transcurrido en un internado en Suiza, sin conocer apenas nada de la realidad, pasando, cómo no, por la madre charlatana y arribista que haría lo que fuera por emparentar con los condes. Y también encontramos algunos criados dignos de la mejor galería de tipos curiosos inventada por Jardiel: Wenceslao, el mayordomo estirado que siempre mira hacia lo alto y que maltrata físicamente a Hermenegildo, y éste mismo, que antes de actuar se dedica a hacer sus elucubraciones mentales y que tras renunciar a servir en la casa y arrepentirse luego, pone al descubierto su tendencia masoquista dejándose pegar con la excusa de que ha perdido la fuerza moral.
La tesis de la comedia -si es que cabe hablar de tesis- es que nada es bueno o malo de por sí, ni nadie es como es, sino como le ven los demás. En varias ocasiones da muestra de ello: así, cuando Mariano, refiriéndose a sus parientes, comenta que la tía está divinamente porque está más delgada; que su hermano está colosal porque está más gordo; y que su padre está formidable porque está igual; o cuando Isabel afirma que se enamoró de Gerardo por su presencia, de Federico por su conversación, y de Mariano por su vitalidad, y siendo tan diferentes, los quiere a los tres.
Hay recursos cómicos extraordinarios y otros no tanto. En el primer grupo cabe incluir la lectura novelada de la guía de teléfonos o el recitado de números con acento amoroso; o la forma brusca en que Santa interrumpe a Mendiguchía cada vez que éste trata de abrir la boca; también el trajín que se traen unos y otros con la maleta de Isabel según se va desarrollando la conversación; entre los segundos hay que constatar el tropezón y consiguiente caída de Wenceslao, con rotura de vasos incluida, debido a su manía de mirar siempre hacia lo alto, o el ojo amoratado de Hermenegildo, producto de los golpes recibidos por el mayordomo. Quizá son resortes demasiado obvios y fáciles para el talento de Jardiel.

Génesis y avatares de la obra: Escrita en 1942, en los siguientes lugares: Café Castilla, Café Recoletos, Café Gijón y Café Gato Negro, de Madrid.
Primitivamente se iba a llamar Uno y tres son cuatro y sobran dos, pero lo desechó por ser confuso para el público.
Su propósito era poner de manifiesto que en arte, aunque todo está hecho, también todo está por rehacer. Para ello parte de la vieja idea de Marcela, de Bretón de los Herreros, pero introduciendo una serie de elementos diferentes que suponen un planteamiento del tema completamente nuevo, entre ellos el hecho de que la protagonista quiere efectivamente a cada uno de los pretendientes y en consecuencia se ha prometido a cada uno de los tres, al contrario de lo que sucedía en la obra de Bretón. Isabel no es que tenga tres personalidades, sino que cada hombre le confiere la suya peculiar.

Estreno: Por la compañía titular en el teatro de la Comedia de Madrid el 15 de abril de 1942.
Se dieron 231 representaciones consecutivas de la obra.
Reparto: Fernando Fernán Gómez (Wenceslao), etc.

Crítica del estreno: Éxito sobresaliente, aunque el final sentimental no fue bien acogido por el público, lo que le llevó a escribir otro final, que sustituyó al primitivo a partir de la 2ª representación, ya con rotundo éxito. La crítica por su parte, salvo Marqueríe, le reprochó exactamente lo contrario: que hubiese enfocado la obra hacia lo cómico.

Adaptaciones cine:
Es peligroso asomarse al exterior (1945). Dirección: Alejandro Ulloa. Adaptación: Joao Bastos. Intérpretes: Ana Mª Campoy, Fernando Fernán-Gómez, Alejandro Ulloa, Guadalupe Muñoz Sampedro, Erico Braga, Juan Monfort, Fernando Freire de Andrade, Mª Dolores Pradera, etc.

Adaptaciones radio:
Programa: Radioteatro. Adaptación: Ventura Porta Rosés. Dirección: Armando Blanch. Presentación: Pablo Vila San Juan. Intérpretes: Encarna Sánchez, Isidro Sola, Antonio Crespo, Antonio Fernández. Fecha de emisión: 16 ene 1966 (Radio Barcelona).

Publicaciones:
- Es peligroso asomarse al exterior, Biblioteca Teatral, 1942.
- Tres proyectiles del 42, Biblioteca Nueva, 1943, 1944, 2001.
- Idem, Juventud, 1946, 1955.
- Es peligroso asomarse al exterior, Novelas y Cuentos, 1951.
- Obras completas, AHR, 1958, 1960, 1963, 1965, 1967, 1969, 1970, 1971, 1973.
- Teatro, G. del Toro, (El autor imprescindible), 1974.
- Es peligroso asomarse al exterior / Usted tiene ojos de mujer fatal, Club Internacional del Libro, 1986.

Traducciones:
- Portugués: É Perigoso Debruçar-se.

LA CRÍTICA HA DICHO:
El tema de Es peligroso asomarse al exterior, título tomado de la advertencia que hay en las ventanillas de los trenes, está tomado de Marcela, o ¿cuál de los tres?, de Bretón de los Herreros, según Rafael Flórez, siguiendo las palabras del propio Jardiel en el prólogo de la comedia, pero en la obra de Bretón no se casa Marcela, que es viuda, con ninguno de sus tres pretendientes -un lechuguino, un poeta romántico y un tío suyo, que es capitán-, porque en cada uno ve defectos y prefiere quedarse con la libertad de su estado de viuda. Jardiel ha desarrollado en esta comedia, una de las más serias de su repertorio, la tesis de que nadie es como cree, sino como le ven los demás. En ambas comedias se presenta, eso sí, el problema de la mujer que tiene que escoger entre tres pretendientes y no lo hace por ninguno de ellos, pero no creemos que sea suficiente motivo para pensar en un influjo de la una sobre la otra.
(Manuel Ariza)

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La comedia Es peligroso asomarse al exterior abriga un sano y atrevido propósito. Es paradojal, divertidísima, rica de efectos y situaciones, de un arriscado y casi temerario valor teatral por el conflicto que plantea: tres hombres, un padre y sus dos hijos se han enamorado de la misma mujer en tres lugares diferentes. Cada uno la ve de manera distinta, con los ojos de su ilusión, y la dama ha ido encontrando sucesivamente en ellos el ideal que inventaba su frivolidad, su coquetería o simplemente su estado de ánimo. Pero cuando se percata del parentesco de esos tres hombres su sensibilidad reacciona, y en lugar de huir y desaparecer, decide afrontar la situación y hallar un desenlace. Todo es sólo el prólogo que el autor resuelve con conferencias telefónicas, pero poniendo al mismo tiempo una acción contenida y sintética y un diálogo con vuelos y rizos de la mejor comicidad grotesca que jamás cae en la inmovilidad de un retablo. El lector puede calcular cómo son los tres actos restantes donde conocemos al matrimonio Mendiguchía, a sus tres hijas y a sus tres pretendientes, al mayordomo y a los criados de la familia Mérida, todos envueltos en una atmósfera deshumanizada, que sin perder fuerza burlesca va cobrando perfiles de realidad para centrarse en un problema que, a semejanza del título famoso pudiera enunciarse diciendo: “¿cuál de los tres?”. […]
Como invención cómica descuella la situación estupenda de “los diálogos de amor numérico”, de “la lectura apasionada de la guía de teléfonos” que, con unas u otras variantes, tantas veces hemos visto imitada y repetida por los seguidores y discípulos de Jardiel.
(Alfredo Marqueríe)

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Era una obra de tipo psicológico, tratada en clave cómica, pero fundamentada en el principio metafísico del mundo como representación. Según dicho principio, las cosas no son objetivas en sí mismas, sino tal y como nosotros las vemos, hecho que engendra una subjetividad inevitable y una deseable variación. Esta idea, que forma la base del conflicto argumental de la obra, sirvió también para que expusiera su pensamiento sobre la multiplicidad de las posibilidades temáticas.
(Enrique Gallud Jardiel)

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