Hoy, ¡ay!, el dolor me embarga,
pues me ha dicho una vecina
que la moda femenina
es llevar la falda larga.
Señoras: ¡por compasión!,
no adopten moda tan fea.
¡Horror! ¡Que así no las vea
en la próxima saison!
La falda corta consiente
que a damas cincuentañeras
se las crea tobilleras…
si no se las ve de frente.
La falda corta, al andar,
marca el ritmo fuerte o lento
y cuando el día es de viento…
¡para qué voy a contar!
No hay quien a su voz resista;
yo aseguro que ella ha sido
la que mejor ha obtenido
del cariño la conquista.
Sé de más de un jugador
al que ahora el juego no incita,
porque la falda cortita
caer le hizo en el amor.
Y un caso, el de Pepe Ansalda
y Juanita Bracamonte:
él, que no dejaba el monte
se ha caído por la falda…
No se puede sufrir tanto;
porque se puso de moda,
he tomado ¡whisky and soda!,
pero largueces no aguanto.
Y, señoras, además
(digámoslo sin ambages),
si ahora se alargan los trajes,
¡¡van a costar mucho más!!...
Publicado en La Correspondencia de España, 19 de diciembre 1921)
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