miércoles, 7 de octubre de 2009

Las cinco advertencias de Satanás - Datos técnicos

LAS CINCO ADVERTENCIAS DE SATANÁS

Comedia en cuatro actos.

Nº de personajes: 9 (4 femeninos + 5 masculinos).
[Coral, Alicia, Silvia, Pepita // Félix, Ramón, Isaac, Pedro, Leonardo].

Escenario: Acto 1º, saloncito de una casa en Madrid; Acto 2º, saloncito inverso del piso de al lado; Acto 3º y 4º, dos habitaciones de un hotel en Niza.
Época: Actual.

Secuencia temporal: Acto 1º, las once de la noche [de un 13 de marzo]. Acto 2º, instantes des­pués, [pasadas las doce]. Acto 3º, tres meses después [13 de junio], a última hora de la tarde. Acto 4º, instantes después.

Sinopsis: El diablo se le aparece a una persona y le hace cinco profecías, que se van cum­pliendo irremisible­mente.
Argumento: Félix es un hombre de mundo, que tiene gran éxito con las mujeres. Cuando se cansa de ellas, se las cede a su amigo Ramón a cambio de una pequeña indemnización. Pero una noche recibe la visita de un misterioso personaje que realiza cinco extrañas profecías rela­cionadas con su vida amorosa, las cuales empiezan a cumplirse esa misma noche. Cuando parece haber encontrado el verdadero amor de su vida, una sorprendente revelación dará un brusco giro a sus expectativas y se verá obligado a renunciar a esa mujer y a ponerla en brazos de Ramón, su rival y amigo, cumpliéndose de esta forma las restantes profecías que Satanás le había anticipado.
Desarrollo de las escenas:
[Acto 1]
Ramón ha sido citado en casa de su amigo Félix, a raíz de la ruptura de éste con Alicia, su actual pa­reja, a fin de que se encargue de ella, como suele suceder cada vez que Félix se cansa de sus con­quis­tas. Llega éste con Alicia e Isaac, el administrador de Félix. Se va preparando la ruptura, si­guien­do las mismas pautas que otras veces con otras señoritas. Alicia se muestra intranquila, creyendo sin embargo que van mal los negocios de Félix. Éste dialoga con Isaac y Ramón acerca de las mujeres y lo que gastan. Isaac saca un libro de contabilidad en donde ha anotado todo lo que el señor lleva gastado en indemnizar a dife­rentes mujeres, así como las cantidades que percibe Ramón por llevár­selas, lamen­tán­dose de semejante dispendio. Félix reflexiona acerca del amor, de toda una vida bus­cando el ideal sin encontrarlo, y ma­ni­fiesta su intención de retirarse a la tranquilidad del campo. Ramón exige su in­dem­nización por llevarse a Alicia. Regresa ésta y comprende al fin de qué se trata, y se marcha muy indignada. Comienza a llover y la escena queda en penumbra, momento en el que se abre el balcón y se escucha una carcajada y una voz que dice ser Satanás, quien habla sobre supers­ticiones y creencias, y que hace cinco advertencias a Félix: 1) que va a conocer a una nueva mujer esa misma noche, en su habitación; 2) que la va a enamorar de­rro­tando a un rival; 3) que más tarde se arrepentirá de haberla ena­morado; 4) que la precipitará en brazos de su rival, y 5) que dentro de un año tendrá importantes noticias sobre el asunto. Félix se muestra preo­cupado, pero Ramón siente curiosidad por las pre­dic­ciones. Al marcharse Ramón entra Coral por la ven­tana, sonámbula. Félix, al verla, sofoca un grito. Entra también una doncella y le explica que son los nue­vos vecinos de al lado y que su señora, en sueños, acaba de pronunciar un nombre: Félix.
[Acto 2]
Coral ha vuelto en sí y, ya en su habitación, explica a Félix un sueño que ha tenido, idéntico por lo visto a lo que ha sucedido al final del acto anterior con motivo de la aparición de Satanás. Parece conocer de antes a Félix, sin explicarse por qué, y le pide que no se marche, pero éste teme que las pre­dicciones sean verdad y trata de escapar por la ventana, pero descubre que el balcón está cerrado por dentro y que su criado se ha ido con las llaves de la casa. Le cuenta a Coral cómo ha sido el en­cuentro con el diablo y las cinco advertencias que ha realizado. Ella parece encantada al oír esa his­toria, pero se niega a admitir que sean verdad las últimas predicciones. Y le habla un poco de su vida, de su nacimiento en un barco, del mar y de sus gustos en general. Y de cómo Félix parece ser el hombre de sus sueños. Éste se deses­pera, dándose cuenta de que todo ha de cumplirse. Por si fuera poco, por el balcón entra Ramón, quien ha es­ta­do buscán­dole por el otro piso. Félix se lo presenta a Coral como el rival a que se referían las advertencias de Satanás.
[Acto 3]
Han transcurrido tres meses desde que Satanás realizó sus advertencias. Ramón, acompañado de Silvia, una muchacha nudista, llega a un hotel de Niza en donde está hospedado Félix, el cual a su vez se ha separado momentáneamente de Coral por miedo a perderla, enviándola a Italia unas semanas. Lamenta que Ramón se haya presentado y le pide que no le dispute el amor de Coral, pues él ya empieza a tener esa edad en la que quedan pocas opor­tu­nidades de encontrar la felicidad, mientras que Ramón es todavía bastante joven. Coral telefonea para comunicar que acaba de llegar de Italia y que en seguida se reunirá con Félix, pues ocupa otra habitación en el mismo hotel. En seguida aparece y le cuenta dónde ha estado y cuánto le ha echado de menos. También le cuenta que Ramón estuvo en Venecia a verla un mes antes, aun­que se limitó a acom­pañarla. Entran Alicia e Isaac y revelan a Félix que él es el padre de Coral, y la madre una tal Margarita Morán, a la que por cierto Félix ni re­cuerda, una actriz que se fue a América y murió al­gu­nos años después, nombrando a Isaac tutor de la criatura. Isaac explica que si lo ocultó todo ese tiempo fue para evitarle gastos a su señor. De ahí que les viniese bien el viaje a Italia de la chica, y de ahí que Ramón se presentase en Venecia con el fin de conquistar su corazón. Por cierto que Coral ignora toda la historia, y cuando telefonea a Félix desde la otra habi­tación y le susurra palabras de amor, bromeando incluso con las advertencias de Satanás, éste se siente horrorizado y asustado y retira el auricular.
[Acto 4]
Félix dialoga con Ramón acerca de las profecías de Satanás, que tienen ahora para él otro significado. Y a pesar de saberse padre de Coral, sus sentimientos hacia ella no han cambiado, sin embargo. Sabe que Ra­món ha de llevársela, pero duda si éste la querrá lo suficiente. Cuando aparece Coral, Félix se muestra con ella antipático y autoritario, y la chica descubre incluso que sus bellas palabras de amor pro­nunciadas por teléfono minutos antes no fueron siquiera escuchadas por Félix. Se siente abatida y pide explicaciones. Félix le dice la verdad acerca de su paternidad, pero Coral cree que es un simple truco para deshacerse de ella, una estratagema para sustituirla por otra mujer. Aparece Silvia, y Coral cree que es la sustituta; Félix le sigue el juego. Llega Ramón y Coral se marcha con él, despechada. Tras pagarle una indemnización a Silvia por renunciar a Ramón, Félix comenta con su criado la última advertencia de Satanás, que tendrá lugar dentro de nueve meses, por lo que deducen que se trata del nacimiento de una criatura, el nieto de Félix, el signo inequívoco de su definitiva vejez.

Comentario: Quizá es la comedia menos cómica de Jardiel y una de las que peor han so­por­tado el paso del tiempo, a pesar de que posee momentos de indudable belleza y lirismo. Tal vez por eso era una de las preferidas de Jardiel.
Se ha dicho que el personaje de Félix encarna de alguna manera el otro yo del autor, que es tal vez el que más se acerca a la forma en que Jardiel se veía a sí mismo y a su actitud ante la vida. Sea como fuere, su trayectoria a lo largo de la obra va de más a menos, empezando como triun­fador y terminando como un abuelo resignado a afrontar una vejez sin otro con­suelo que ese nieto que se avecina.
Por lo demás, la comedia presenta, al menos en su primer acto, evidentes paralelismos con otras de su autor. Así, con Usted tiene ojos de mujer fatal en cuanto a la situación del se­ductor impenitente y de la joven despechada a la que hay que quitar de en medio cuanto antes; y con Una noche de primavera sin sueño, en cuanto a que la acción transcurre por la noche y que los personajes entran y salen por una ventana.
La comedia, como ya hemos indicado, está tachonada de frases que encierran una cierta filo­sofía de la vida respecto al hombre y la mujer, a la juventud y el paso del tiempo. El primer acto resulta ameno, gracias a algunos personajes secundarios, en especial Isaac, que resulta ri­dículo con su afán de ahorrar gastos inútiles, y al que le cuesta una enfermedad cada vez que Félix le manda extender un cheque o abrir el monedero. Y también Ramón, el que re­coje los despojos que Félix va soltando, tiene algunas intervenciones repletas de in­genio. En cambio, Pedro, el cria­do, pasa con más pena que gloria, lo mismo que Silvia, la nudista, a quien quizá se le podría haber sacado más partido.
Hay que destacar que el segundo acto es prácticamente un mano a mano entre Félix y Coral, circunstancia poco habitual en las comedias de Jardiel, tan llenas de personajes y de en­tra­das y sa­lidas. Este segundo acto es probablemente el más lírico, el más poético, el más bello de cuan­tos ha escrito Jardiel.
Respecto al modo en que resuelve la trama, es elocuente una frase de Coral según la cual Félix “ni le ha dado un simple beso”, salvando de esta forma la posible aparición de una relación in­cestuosa entre los protagonistas, con lo que los puritanos además no tendrían que rasgarse las vestiduras. No obstante, parece poco verosímil que una relación amorosa tan apasionada no llegara más allá de las simples caricias verbales, por muy efímero que hubiera sido el tiempo de que dispusieran para estar juntos.

Génesis y avatares de la obra: Escrita entre agosto y octubre de 1935, en los siguientes lugares: Café Recoletos de Madrid, Café de París en Biarritz y Café Europeo de Madrid.
El planteamiento lo tenía pensado desde su anterior estancia en Hollywood. Tras varias idas y venidas a Biarritz, el 23 de septiembre ya tenía concluidos dos actos, el 1 de octubre concluía el tercero, y el día 5 el cuarto. Inicialmente pensó estrenarla en el Lara y también le ofrecieron el Benavente, pero tras una serie de avatares se llevó al de la Comedia.

Estreno: Por la compañía titular en el teatro de la Comedia de Madrid el 20 de diciembre de 1935 hasta el 5 de febrero de 1936, con un total de 58 representaciones.
Reparto: Elvira Noriega (Coral) Guadalupe Muñoz Sampedro (Alicia), Carmen Unceta (Silvia), Aurora Lussich (Pepita), Ricardo Canales (Félix), Jesús Torde­sillas (Ramón), An­tonio Diéguez (Isaac), Mariano Azaña (Pedro), Marco Davó (Leonardo).
Crítica del estreno: El 1º acto resultó un franco éxito; el 2º se acogió con frialdad, segu­ra­mente por su falta de acción. El 3º levantó la temperatura en la sala y el 4º refrendó el éxito de la co­media.

Otros montajes posteriores:
- 24 jul 1944: Teatro Tívoli (Barcelona). Intérpretes: Isabel Garcés, Ángel de Andrés, Laura Alcoriza, Pura Martínez, Isabel Ortega, Manuel D. Velasco, José Mª del Val, Francisco Alarcón, José M. Yols. (Publicitada como “Las cinco advertencias del diablo”)

Adaptaciones cine:
1) Las cinco advertencias de Satanás (1937). Dirección: Isidro Socías. Adaptación, diálogos y guión técnico: Enrique Jardiel Poncela. In­tér­pretes: Pas­tora Peña, Julio Peña, Félix de Pomés, Fina Conesa, Luisa Villasiul, Mª Teresa Moreno, Modesto Cid, Roberto Font, José María Lado, Enriqueta Villasiul.
2) Las cinco advertencias de Satanás (1945). Dirección: Julián Soler (México). Intérpretes: Fernando Soler, Mª Elena Marqués, Abel Salazar, Eduardo Arozamena, Aurora Walter, Olga Jiménez, Beatriz Ra­mos, Antonio Monsell, José Escanero, etc.
3) Las cinco advertencias de Satanás (1969). Dirección: José Luis Merino. Adaptación: Mª Carmen Martínez Román. Intér­pretes: Arturo Fernández, Cristina Galbó, Ame­rico Coimbra, Luis Felipe, Mag­da­lena Iglesias, Eduardo Fajardo, Juan Torres, Juan Cortés, etc.

Publicaciones:
- 49 personajes que encontraron su autor, Biblioteca Nueva, 1939, 1942, 1954, 2004.
- Las cinco advertencias de Satanás, La Farsa, 1936.
- Las cinco advertencias de Satanás / Carlo Monte en Montecarlo / Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Cisne, 1940.
- Obras teatrales escogidas, Aguilar, (Joya), 1948, 1953, 1957, 1961.
- Obras completas, AHR, 1958, 1960, 1963, 1965, 1967, 1969, 1970, 1971, 1973.
- Las cinco advertencias de Satanás / Eloísa está debajo de un almendro, Espasa Calpe, (Austral), 1974, 1983, 2004.
- Obras Selectas, Espasa Calpe (Austral Summa), 2001.

Traducciones:
- Holandés: Wilhelm Dobeldoorn.
- Inglés: Satan’s Five Warnings (Muriel Pratt).
- Italiano: Ana Farra.
“ Gilberto Beccari.
- Sueco: Olaf Twassa y Gustav Kiolen.

LA CRÍTICA HA DICHO:

Hay en esta obra una intención más profunda que en las anteriores y eso le lleva al autor a moverse en el marco de la comedia, con poesía, ternura y humor, frente a la comicidad de otras obras que han de considerarse dentro del subgénero de la farsa. La insatisfacción del pro­ta­gonista, pese a su éxito como conquistador, le lleva a la decisión de abandonar el mundo urbano para buscar, en el mundo rural en contacto con la naturaleza, la felicidad; pero el destino ine­vi­table le lleva, en una construcción a base de modelos antitéticos -el adulto expe­ri­mentado con­quistador frente a la candidez de la joven inexperta- a un sufrimiento mayor al com­prender que la chiquilla inocente de la que se ha enamorado, pese a intentar evitarlo, es, nada menos, que su propia hija. Respetuoso con las normas morales, el autor le obliga a renunciar y cuida, en todos los detalles en que se menciona la relación entre ambos, que no haya ninguna posible relación que pueda rozar con lo incestuoso.
Aunque esta obra, Las cinco advertencias de Satanás, no sea muy representada por aquello de que, a lo largo del siglo XX y, sobre todo, en la actualidad, hay un distanciamiento respecto a las creencias religiosas en las que se asienta la figura de Satanás, se trata de una excelente co­media en la que el ingenio constructivo del autor brilla a gran altura tanto en lo referente a ele­mentos anómalos que sorprenden al espectador y rompen con el realismo como, incluso, en la concepción del espacio en que suceden las acciones.
(Fulgencio Castañar)

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Es comedia muy elogiada por G. Martínez Sierra, prometedora desde su comienzo de nue­vas cosas, mezcladas en este caso con la presencia de lo fantástico y fantasmagórico -inter­ven­ción del Diablo en la vida de tres criaturas zarandeadas por el destino- dentro de una vida “real”. Jardiel, entre autores clásicos vivos -Benavente- y nuevos -Alejandro Casona-, se ol­vida, como en otras ocasiones, de sí mismo y de su objetivo renovador. Por eso, la comedia resulta exce­si­vamente “hecha” y, a tramos, “redicha”, folletinesca incluso, por su giro final.
(Emilio González-Grano de Oro)

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Vista con la perspectiva del tiempo, la pieza se tiñe con el inevitable deterioro de los años, pero en su época constituyó un auténtico éxito quizá porque se olvidaban peligrosas inverosimi­li­tu­des y locuras, abordando de lleno el tema del amor. Una pasión distinta, peculiar en oca­sio­nes, pero amor al cabo, y eso siempre va bien y gusta al teatro del gran público. Además Jardiel mez­claba otros elementos que entonces gozaban del favor popular, como la aparición de la fi­gu­ra de Satán o el retrato de ciertos tipos sociales. Todo expuesto con mesura y sin exage­ra­ciones.
[…] El autor ha huido así de sus enormes repartos, trasunto de cómico desfile conectado con lo grotesco y prefiere en este caso que los efectos hilarantes de relleno estén a cargo de dos fi­guras que ya se definen por lo tópico y previsible de sus caracteres tipo. Isaac, el administrador de raza judía, y Silvia, la nudista. Comicidad a priori que, pese a todo, se prodiga escasamente en el escenario. La obra no está construida a base de efectos risibles, sino de un diálogo inge­nioso que se extiende a lo largo de los cuatro actos que componen la obra.
(Mª José Conde Guerri)

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