sábado, 19 de septiembre de 2009

Censo de personajes teatrales - D

DAMA, LA: Flotando en el éter. Doña Jimena, la enamorada del caballero don Beltrán, es un fantasma vestido con ropas medie­vales, que vive en las ruinas del castillo, a quien el resto de personajes no puede ver ni oír.
DAMA ERRANTE, LA: El pañuelo de la dama errante. Mujer joven, linda y pálida, vestida a la moda del siglo XV, que lleva un pañuelo en la mano. Protectora de Lolita, solamente ésta parece poder verla y hablar con ella, aun cuando haya más personajes en escena.
DAMAS: Los habitantes de la casa deshabitada: Se trata de dos mujeres, caracterizadas con trajes Pompadour y de la Edad Media, respectivamente, que aparecen fugazmente en una de las escenas, sin intervenir en los diálogos.
DAMIÁN, el portero: El cadáver del señor García. Portero de la finca, bastante paleto, y que siempre habla a gritos y lo resuelve todo sin complicarse mucho la vida. Tiene un papel bastante extenso y su forma de hablar da pie a numerosas situaciones hilarantes.
DAMIANA: Un marido de ida y vuelta. Mujer con aire de cocinera que sirve en casa de Leticia y Pepe. Por lo visto, hace guisados y algún que otro desaguisado en la cocina.
DANIEL: Los ladrones somos gente honrada. Daniel Togores, ratero profesional conocido por "El Melancólico", tiene unos treinta y cinco años, es bien plantado y de aire enérgico. Conoce a Herminia en una fiesta a la que ha ido a robar, y se acaba casando con ella, hecho que le convierte en honrado y en celoso protector del patrimonio de su suegro. Para ocultar su pasado, incluso se hace llamar Juan.
DARÍO GUZMÁN: Los tigres escondidos en la alcoba. Hombre muy elegante y refinado, de 45 años. Persona muy vivida, prudente, juicioso pero decidido. Es el esposo de Celinda y cuñado de Merche, con la que estuvo a punto de casarse anteriormente.
DELAGE: Carlo Monte en Montecarlo. Ministro de Parques y Jardines, de unos 45 o 50 años. Se presenta en pijama al Consejo.
DELFINA: Los ladrones somos gente honrada. Delfina Arnal es una guapa muchacha de unos veinte o veinticinco años, cuya presencia en la obra es casi anecdótica.
DELFINA, la amiga: El cadáver del señor García. Delfina Ramos es amiga y vecina de Hortensia y novia de Mirabeau. Ronda ya los cuarenta años, pero está muy conservada. Acaba siendo, sin querer, protagonista en el desenlace de la obra.
DELÔME: Carlo Monte en Montecarlo. Ministro del Interior. Tiene unos 40 o 50 años y se presenta al Consejo en pijama y a medio afeitar.
DENISE: El crimen de René Plint. Muchacha de unos 20 años, llamada en realidad Dionisia, antigua novia de René y actual novia de Eduard. Cuando aquél la reconoce es arrojada por la ladera de la montaña.
DERBLAY: Carlo Monte en Montecarlo. Ministro de Negocios Extranjeros del Principado, de unos 45 o 50 años. Se presenta a la reunión del Consejo envuelto en un salto de cama de su esposa.
DÍAZ: Los ladrones somos gente honrada. Hombre de cuarenta años largos, con una cicatriz en la frente, de aire duro y poco simpático. Al parecer chantajea a Felipe y es el verdadero padre de Herminia.
DÍAZ: Un marido de ida y vuelta. Señor con cara de primo, que dice ser experto en trajes antiguos, aunque no tiene ni idea del tema. Trae el gafe allá donde va, y por ello se considera de alguna manera responsable de la muerte de Pepe y, más tarde, también de la de Leticia.
DICK: El arrojo de Tom Walter. 'Bachiller' bandido y ladrón de ganado que da órdenes a sus compinches, muriendo a manos de Tom Walter.
DIMAS: Eloísa está debajo de un almendro. Viejo de pelo y bigote blancos, mal peinado, que sirve en casa de los Ojeda desde hace muchísimo tiempo. Se mueve con dificultad debido a su avanzada edad.
DIMAS: Eloísa está debajo de un almendro. Luisote Perea es un agente de policía que investiga de incógnito el crimen cometido en casa de los Ojeda, para lo cual se ha caracterizado como Dimas, el criado, hasta el punto de con­fundirse con él. Está casado con Julia, la hermana desaparecida, y es por tanto cuñado de Mariana.
DIONISIA: Como mejor están las rubias es con patatas. Dionisia Bermejilla es una chiquilla de aspecto humilde, hija de Melania, que igual trabaja en la casa limpiando, que ejerce como una especie de guía turística de los curiosos que llegan a ver la casa. En el último acto, la vemos aliada con Liliana y su familia.
DOCTOR BREMÓN: Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Ceferino Bremón y Novaliches es un individuo de unos 55 años, con el pelo gris, y autor del sensacional descubrimiento que cambiará su vida y la de los otros cua­tro protagonistas. Está prometido con Hortensia pero no puede casarse con ella hasta que al anterior esposo de ésta se le dé oficialmente por muerto, para lo cual ha de esperar 30 años. Es también el descubridor de la fórmula que produce el efecto contrario al primero.
DOCTOR CUMBERRI, EL: Un adulterio decente. Leopoldo Díaz Cumberri es un famoso especialista en enfer­me­dades del sentimiento, tan sa­bio que no sabe nada de nada. Tiene cuarenta y tantos años y aire ausente, des­pis­ta­dí­simo. Viste ligeramente mejor que un por­dio­sero, y tiene la manía de coger y considerar suyo todo lo que en­cuentra. Ha descubierto que el adulterio está producido por un microbio, y en su clínica reciben tratamiento los adúlteros, em­pleando una peculiar terapia, bastante eficaz, por cierto.
DOGGY: El amor sólo dura 2.000 metros. Chófer negro que viste de uniforme y habla con un deje tropical. Siempre anda cantando una canción acerca de los negros de América. Casi siempre le tratan a empujones y con desprecio.
DOLORES: Tadeo, el grecorromano. Dolores Robledo es la esposa de Tadeo, de unos cuarenta años bastante lu­cidos.
DOMINGA: Tú y yo somos tres. Cocinera joven, empleada en casa de Manolina, muy servicial y eficiente, excepto cuando se trata de reconocer al portero que llega disfrazado. Es graciosa y ocurrente.
DOMINGO: La abnegación de Domingo. Criado particular del matrimonio Angeloni, dueños de la plantación de café. Pronuncia las erres como eles y es más negro que una sentencia de muerte. Con su maniobra evita que la ser­piente se coma a Ambrosio.
DOMINICA: Las siete vidas del gato. Tía de Guillermo, de unos 60 años, discreta y siempre vigilante respecto a su hermana Flérida, controlando sus palabras y conducta. Suele hablar en forma pausada y solemne.
DON ACISCLO: Flotando en el éter. Médico veterinario de buen aspecto, de unos 50 años y bien trajeado, que llega desde Burgos con Severiano para atender a la mula de éste, que se está muriendo.
DON ALFONSO: La hazaña de Guzmán el Bueno. Alfonso Pérez de Guzmán (1256-1309), es el verdadero héroe de este episodio de nuestra historia, sacrificando la vida de su hijo antes que entregar la plaza que tiene sitiada. Es fiero, juicioso, valeroso y con gran sentido del deber.
DON CASIMIRO, el forense: El cadáver del señor García. Caballero cincuentón, que al principio se muestra interesado por Hortensia y en seguida se convierte en el alma mater de la obra, debido a su carácter pusilánime y su reticencia a reconocer el cadáver. Conforme la obra avanza, su terror va en aumento, llegando casi al borde de la locura cuando el cadáver de García se levanta.
DON DIEGO DE VELÁZQUEZ: Caída del conde-duque de Olivares. Se trata del célebre pintor sevillano (1599-1660). Habla con marcado acento andaluz y se queja del conde duque de Olivares porque le escatima el dinero que le paga el rey, debido a haberle retratado con sus verdaderas narices en lugar de habérselas achicado.
DON ELÍAS: Angelina o el honor de un brigadier. Médico cincuentón que calza lentes y lleva el pelo teñido. Sus in­ter­venciones denotan una falta total de escrúpulos y de profesionalidad: le divierte ver cómo dos personas se matan, es incapaz de localizar una bala alojada en el cuerpo de un herido, etc.
DON EVELIO, el juez: El cadáver del señor García. Caballero cincuentón, muy en su papel de autoridad, que es el encargado de poner orden, tomar declaraciones y reconstruir los hechos.
DON FADRIQUE: La hazaña de Guzmán el Bueno. Noble que acompaña a don Alfonso Pérez de Guzmán.
DON FELIPE: Flotando en el éter. Don Felipe Domínguez y del Romeral, conde de la Buena Nueva y padre de Eulalia, tiene unos 70 años, lleva barba y viste chaqué y chistera. Tiene cierta aversión hacia todo lo moderno, y en especial hacia la velocidad. Su negativa a cruzar las vías del tren le lleva a él y su familia a pasar la noche en un castillo.
DON FRANCISCO DE QUEVEDO: Caída del conde-duque de Olivares. Se trata del célebre poeta y escritor ma­drileño (1580-1645). Interviene en verso en contra del conde duque de Olivares, que previamente lo había mandado encarcelar.
DON HERNÁN: La hazaña de Guzmán el Bueno. Noble que acompaña a don Alfonso Pérez de Guzmán.
DON JUAN MANUEL: Emplazamiento de Fernando IV. Se trata del infante y literato español (1282-1348), que asiste a la ejecución de los hermanos Carvajal, por orden del rey Fernando IV.
DON JUSTO: Angelina o el honor de un brigadier. Caballero de unos 50 años, con cara de sinvergüenza y banquero de profesión, que sin duda no hace honor a su nombre, pues es capaz de robarle un duro a Rodolfo durante el sorteo de las pistolas.
DON LUIS: La conversión del duque de Gandía. Don Luis de Quijada (íntimo colaborador de Carlos V y preceptor de Juan de Austria) es un noble que ha acompañado al duque de Gandía desde Toledo hasta Granada.
DON MARCIAL: Angelina o el honor de un brigadier. Don Marcial Ortiz es brigadier y padre de Angelina. Viste de uniforme y luce unos bigotes imponentes y entrecanos. Tras el rapto de su hija, se bate a duelo con Germán, a quien hiere, y más tarde descubre la infidelidad de su esposa, aunque acaba resignándose y perdonando a todos.
DONCELLA: La última cita. Muchacha cuya edad no se especifica, que está al servicio de Félix Entralgo. Su inter­vención es puramente anecdótica.
DONCELLA: Los habitantes de la casa deshabitada. Joven que sirve en la casa deshabitada, pero que apenas inter­viene con una frase en los diálogos.
DONCELLA: Una noche de primavera sin sueño. Joven de nombre Leonarda, que sirve en casa de Alejandra.
DONCELLA, UNA: El teatro y la realidad. Muchacha llamada Juanita que aparece cuando Lucila la llama accio­nando un timbre, para que traiga la cena, pero que no interviene en el diálogo.
DOÑA CALIXTA: Angelina o el honor de un brigadier. Calixta Méndez es esposa de don Justo, el banquero, y tiene 40 años muy pasados. Fue antes viuda de un coronel llamado Mariano, y según dice, su actual marido es peor.
DOÑA CLARA: El pecado de doña Clara. Clara del Rincón es una mujer hechicera, casada con Íñigo de Ante­quera, al que ha engañado con el hijo de un vendedor de torrijas llamado Fernández de Clavijo, motivo por el cual su esposo la asesina con una daga.
DORMEZ: Carlo Monte en Montecarlo. Ministro del Aire del Principado. Tiene unos 60 años y barba. Llega dor­mido, como siempre, y por eso siempre está de acuerdo con la mayoría, se vote lo que se vote.
DORMIDO, EL: Eloísa está debajo de un almendro. Tío feo que parece abotargado y que se pasa todo el tiempo durmiendo a pierna suelta, excepto para hacer un breve comentario. Ha ido al cine con su hijo y ocupa la butaca nº 13 de la fila 26, y más tarde la 13 y la 11, al quedar en posición horizontal.
DUPONT: Carlo Monte en Montecarlo. Camarero a quien vemos en el cuadro 3º sirviendo en un café de carretera, y más tarde en el café del Casino. Resulta quizá el personaje más cómico de toda la opereta, por su despiste al prin­cipio, y por su mala suerte con los clientes al final.
DUPUY: Carlo Monte en Montecarlo. Ministro de Finanzas del Principado. Tiene unos 40 o 50 años y se presenta en pijama al Consejo.
DUQUE DE BLOIS, EL: El amor sólo dura 2.000 metros. Ludovico René Turenne de la Tour d'Angers, duque de Blois, es un tipo ridículo que viaja en el barco en que Annie y Julio se dirigen a Nueva York. Sinvergüenza y con cara de primo a la vez, ha recorrido mundo y está habituado a encajar los golpes de la vida. Sería capaz de hacer cualquier cosa a cambio de unas monedas.
DUQUE DE GANDÍA, EL: La conversión del duque de Gandía. Don Francisco de Borja, marqués de Lombay y du­que de Gandía (1510-1572), es un individuo apuesto y guapo que ha pretendido los amores de la reina Isabel de Portugal, sin éxito. Carlos V, ignorante de los sentimientos del duque, le ha encargado que guíe la comitiva desde Toledo hasta Gra­nada, en donde será enterrada. Al llegar, le da las llaves al obispo, y al ver los restos putrefactos de la reina, se arrepiente y confiesa sus amores desdichados.

No hay comentarios: