martes, 27 de mayo de 2014
Los de la casa
Caricatura de cuatro de los intérpretes que estrenaron la comedia Los habitantes de la casa deshabitada, de Jardiel Poncela, en el teatro de la Comedia de Madrid, 1942: Rafael Navarro (Raimundo), José Orjas (Gregorio), Milagros Leal (Rodriga) y Antonia Plana (Leonora).
domingo, 27 de abril de 2014
Cita con Angelina Ortiz
Anuncio publicitario de Angelina o el honor de un brigadier, representada en el teatro Windsor de Barcelona en enero de 1962, bajo la dirección de Gustavo Pérez Puig.
domingo, 30 de marzo de 2014
Jardiel y el absurdo
A menudo se ha tratado de considerar a Jardiel (al igual que a Mihura, compañero de generación) como un pionero del llamado 'teatro del absurdo', aunque a mi parecer sin demasiada base científica. Basta profundizar un poco en las comedias de Jardiel -diálogos, situaciones, escenarios- para darse cuenta de que las diferencias entre estas y el teatro del absurdo son sustanciales, tanto en su forma como en sus intenciones últimas. Quizá al teatro de Jardiel se le podría calificar de 'inverosímil' más que 'absurdo'.
Resulta obligado, pues, hacer una referencia, siquiera sea sucinta, a la esencia del teatro del absurdo, poniéndolo en relación con las comedias de Jardiel para ver si hay alguna similitud entre aquél y éstas.
Bajo la denominación de “Teatro del Absurdo” se suele englobar una tendencia en la literatura dramática que emerge en París en la década de los cuarenta y principios de los cincuenta, que se manifiesta en especial, en las obras de Arthur Adamov, Fernando Arrabal, Samuel Beckett, Jean Genet, Eugene Ionesco y Jean Tardieu.
Lo primero que llama la atención es que todos los autores citados, aun cuando puedan tener procedencias diversas, presentan la característica común del idioma. Beckett es irlandés de nacimiento, y escribe en inglés, pero así mismo lo hace en francés. Lo mismo sucede con Arrabal, español de nacimiento pero francés de crianza y de letras, al menos durante una importante parte de su vida. Y más claro aún resulta el caso de Ionesco, a quien muy pocos consideran un escritor rumano, pese a haber nacido en Rumanía.
Se han encontrado precedentes del teatro del absurdo en ciertas obras alegóricas medievales y en los autos sacramentales del barroco español, o, más recientemente, en la forma literaria llamada non-sense (practicada por Edward Lear y Lewis Carroll, principalmente), e incluso en la obra de Joyce y Kafka. Más clara parece sin embargo la influencia del drama grotesco de Alfred Jarry, por volver al entorno francófono, o las farsas de Georges Feydeau. Algunos movimientos vanguardistas, como el dadaísmo o el surrealismo, también pueden ser el germen de lo que posteriormente se conoce como 'teatro del absurdo'.
Cuando en 1938 Artaud publica “El teatro y su doble”, está ya sentando las bases de esta corriente literaria que tanta influencia tendrá en la literatura dramática del siglo XX.
La denominación del término absurdo para referirse a esta clase de obras, es empleada expresamente por algunos pensadores existencialistas. Así, para Albert Camus, la humanidad debía resignarse a admitir que no es posible ofrecer una explicación absolutamente racional del universo, y en ese sentido y por consiguiente el mundo debe ser visto como algo absurdo.
Sea como fuere, lo cierto es que hacia 1940 comienza a tomar forma una tendencia literaria -fundamentalmente dramática- caracterizada por la incorporación de imágenes oníricas, ambientes cerrados y de pesadilla, basado en el reflejo de las emociones internas de sus personajes.
El teatro del absurdo se extendió posteriormente, rebasando las fronteras francófonas. Y así, encontramos exponentes de esta tendencia entre los autores ingleses (Harold Pinter, Tom Stoppard), alemanes (Peter Weiss), estadounidenses (Edward Albee), o centroeuropeos (Slawomir Mrozek, Vaclav Havel), etc.
Las obras de este género carecen por lo general de argumento, o si lo tienen, suele ser obsesivo, repetitivo, escasamente dramático. Los escenarios resultan desoladores y prácticamente vacíos, desnudos de todo adorno o ropaje. Todo ello da la sensación de estar envuelto en una pesadilla. Y esto, como dije al principio, es completamente opuesto a la dramaturgia de Jardiel, cuya estética es precisamente lo contrario: lujosas mansiones, profusión de entradas y salidas, incluso con puertas o rampas secretas, y un cuidado en cada detalle para no dejar nada a la improvisación. Esto por lo que se refiere a los escenarios. Y respecto a los diálogos, si bien en el teatro del absurdo no se renuncia a la comicidad, no es esta desde luego la función principal de la obra. Ni siquiera lo cómico tiene que ser característico del teatro del absurdo. Muchas veces estamos más cerca del drama; si aparecen destellos de locura en algún personaje, es más un rasgo trágico que cómico. En el teatro del absurdo los locos no son felices con su patología, mientras que esos personajes disparatados que introduce Jardiel en sus comedias rebosan alegría, vitalidad y optimismo.
Las obras del teatro del absurdo quizá tengan un mensaje subliminal, quizá pretendan que el espectador extraiga una moraleja o una lección, aunque las más de las veces empiezan igual que terminan, con el espectador/lector encogiéndose de hombros y abandonando el escenario con un regusto agridulce, mezcla de indignación y de perplejidad. El final es lo de menos; la obra podría prolongarse muchas veces de forma indefinida más allá del tiempo. Lo que tratan de reflejar las piezas del teatro del absurdo es el hastío existencial, la insatisfacción vital. Jardiel en cambio busca la diversión, la risa, el humor puro. El teatro de Jardiel no se prolonga hasta el infinito, sino que nace, vive y muere, o dicho de otra forma, mantiene los tres postulados clásicos: planteamiento, nudo y desenlace, y difícilmente queda un nudo sin desatar ni un fleco suelto. Esto obviamente no sucede en las piezas encuadradas en el teatro del absurdo, en donde no hay explicaciones, ni finales.
Ahora bien, aunque en general el teatro de Jardiel se halla bastante alejado de la corriente del 'teatro del absurdo', tal y como acabamos de exponer, no faltan en sus comedias abundantes rasgos de humor absurdo, como puede verse en los siguientes ejemplos:
En [USTED], cuando Francisca, despechada por Sergio, se pone a llorar, Oshidori, el criado, le ofrece una silla para que llore más tranquila, y ella muy digna afirma que 'sabe llorar de pie', a lo que Oshidori vuelve a replicar: Pero es que sentada lloraría la señora mucho más a gusto… Y tras sentarse en el sillón, Francisca comenta: ¡Pues es verdad! ¡Qué bien se llora así! ¡Se llora divinamente!
En [ELOÍSA], durante el prólogo, uno de los espectadores comenta que “nos han dao unas butacas muy laterales, de esas que hacen ver la película de perfil, y tos los personajes me se antojan el traidor”, idea ésta por cierto que ya incorporó en alguna de sus novelas.
En [MARIDO] hay una serie de 'diálogos de besugos' que entran de lleno en el absurdo, destacando en especial el que sostienen Leticia y Gracia, a propósito de Díaz, el experto en trajes antiguos que no sabe nada de trajes antiguos, y que pretende colocarse como empleado en el negocio de seguros de su marido. Aunque resulte un poco largo, conviene recordarlo por tratarse de una verdadera joya:
G: - Oye, ¿quién es este señor?
L: - Un especialista en trajes antiguos.
G: - ¿Y a qué se dedica?
L: - Nunca se lo he preguntado.
G: - ¿Ha venido a deciros cómo teníais que poneros los trajes antiguos?
L: - Ha venido a ver si Pepe le coloca en su Compañía de Seguros.
G: - Entonces, ¿vive de los seguros?
L: - No. Vive de los trajes antiguos.
G: - Es que, al parecer, no sabe una palabra de trajes antiguos.
L: - Por eso querrá colocarse en la Compañía de Seguros.
G: - ¿No sabiendo de seguros?
L: - No sabiendo de trajes antiguos.
G: - Pero vamos a ver… Para colocarse en una Compañía de Seguros, ¿importa algo que no sepa nada de trajes antiguos?
L: - No… Pero ¿quieres decirme qué obstáculo hay para que, no sabiendo de trajes antiguos, se coloque en una Compañía de Seguros?
G: - ¡Caramba! ¡Pues el que no sabía nada de seguros!
L: - Pero mujer, tampoco sabe nada de trajes antiguos!
En [MADRE], hay algunos rasgos de absurdo, pudiendo entresacar éste: Sí, el duque murió hace tres años. Por cierto, que como era tan alto, tardó en morirse más de dos semanas.
En [SEXO], asistimos al siguiente diálogo entre Mengana, una sirvienta, y Román, su novio:
- En su familia nunca ha habido sabios.
- Ya se les ve que es gente decente.
- Y porque ellas no han tenido nunca antepasaos.
- Y han hecho muy bien. ¡Pudiendo...!
Y en una conversación entre Lila y su sobrina Tilendi, se lee lo siguiente:
- Poco cerebro tenía yo antes de estos tres días, Tilendi; pero lo que es ahora, estoy que me preguntas cuántas son dos y dos... ¡y te digo que cuatro!
- Tía Lila... Pues sí que estás muy mal, porque dos y dos son cuatro, en efecto.
- ¿No te digo? ¡Ahí tienes! Y yo hubiera jurado que eran cuatro.
O más adelante, en una conversación entre Lila y Fermín, aquélla pregunta: ¿Usted no necesita un perro?, a lo que éste responde: No señora, yo veo perfectamente.
En [CARLO] encontramos igualmente algunos comentarios en el más puro estilo del absurdo: “El camarero tarda tanto en servir, que aquí el té de las cinco lo tomamos siempre a las ocho y media”, o, por seguir con alusiones culinarias, cuando Dupont afirma que sabe hacer la sopa al cuarto de hora en cinco minutos, o finalmente, cuando un personaje se pregunta, después de que le han vertido sin querer el café en la ropa: ¿se me verá mucho la mancha? Y le contestan: Poniéndose otro traje, no.
En [MARGARITA], cuando uno de los personajes comenta que “Nos va a pillar el amanecer subiendo Peguerinos”, replica Luz de Bengala: ¡Qué bien! Con lo que a mí me gusta amanecer cuesta arriba…
También es una forma de absurdo el empleo de la lógica 'sui generis' que hace Baselgo, en [MADRE], al explicar que está de permiso penitenciario: “...Pero me vuelvo al penal esta misma noche, porque si me retraso de los días concedidos, me expongo a que ya no me dejen entrar”. O el razonamiento un tanto peculiar que en [BLANCA], emplea la protagonista a la hora de demostrar el tiempo que tiene una de sus pieles de zorro: “medio año que he llevado yo puesta la piel y cuatro años y medio, por lo menos, que la llevó el zorro, suman cinco”.
© Juan Ballester
Resulta obligado, pues, hacer una referencia, siquiera sea sucinta, a la esencia del teatro del absurdo, poniéndolo en relación con las comedias de Jardiel para ver si hay alguna similitud entre aquél y éstas.
Bajo la denominación de “Teatro del Absurdo” se suele englobar una tendencia en la literatura dramática que emerge en París en la década de los cuarenta y principios de los cincuenta, que se manifiesta en especial, en las obras de Arthur Adamov, Fernando Arrabal, Samuel Beckett, Jean Genet, Eugene Ionesco y Jean Tardieu.
Lo primero que llama la atención es que todos los autores citados, aun cuando puedan tener procedencias diversas, presentan la característica común del idioma. Beckett es irlandés de nacimiento, y escribe en inglés, pero así mismo lo hace en francés. Lo mismo sucede con Arrabal, español de nacimiento pero francés de crianza y de letras, al menos durante una importante parte de su vida. Y más claro aún resulta el caso de Ionesco, a quien muy pocos consideran un escritor rumano, pese a haber nacido en Rumanía.
Se han encontrado precedentes del teatro del absurdo en ciertas obras alegóricas medievales y en los autos sacramentales del barroco español, o, más recientemente, en la forma literaria llamada non-sense (practicada por Edward Lear y Lewis Carroll, principalmente), e incluso en la obra de Joyce y Kafka. Más clara parece sin embargo la influencia del drama grotesco de Alfred Jarry, por volver al entorno francófono, o las farsas de Georges Feydeau. Algunos movimientos vanguardistas, como el dadaísmo o el surrealismo, también pueden ser el germen de lo que posteriormente se conoce como 'teatro del absurdo'.
Cuando en 1938 Artaud publica “El teatro y su doble”, está ya sentando las bases de esta corriente literaria que tanta influencia tendrá en la literatura dramática del siglo XX.
La denominación del término absurdo para referirse a esta clase de obras, es empleada expresamente por algunos pensadores existencialistas. Así, para Albert Camus, la humanidad debía resignarse a admitir que no es posible ofrecer una explicación absolutamente racional del universo, y en ese sentido y por consiguiente el mundo debe ser visto como algo absurdo.
Sea como fuere, lo cierto es que hacia 1940 comienza a tomar forma una tendencia literaria -fundamentalmente dramática- caracterizada por la incorporación de imágenes oníricas, ambientes cerrados y de pesadilla, basado en el reflejo de las emociones internas de sus personajes.
El teatro del absurdo se extendió posteriormente, rebasando las fronteras francófonas. Y así, encontramos exponentes de esta tendencia entre los autores ingleses (Harold Pinter, Tom Stoppard), alemanes (Peter Weiss), estadounidenses (Edward Albee), o centroeuropeos (Slawomir Mrozek, Vaclav Havel), etc.
Las obras de este género carecen por lo general de argumento, o si lo tienen, suele ser obsesivo, repetitivo, escasamente dramático. Los escenarios resultan desoladores y prácticamente vacíos, desnudos de todo adorno o ropaje. Todo ello da la sensación de estar envuelto en una pesadilla. Y esto, como dije al principio, es completamente opuesto a la dramaturgia de Jardiel, cuya estética es precisamente lo contrario: lujosas mansiones, profusión de entradas y salidas, incluso con puertas o rampas secretas, y un cuidado en cada detalle para no dejar nada a la improvisación. Esto por lo que se refiere a los escenarios. Y respecto a los diálogos, si bien en el teatro del absurdo no se renuncia a la comicidad, no es esta desde luego la función principal de la obra. Ni siquiera lo cómico tiene que ser característico del teatro del absurdo. Muchas veces estamos más cerca del drama; si aparecen destellos de locura en algún personaje, es más un rasgo trágico que cómico. En el teatro del absurdo los locos no son felices con su patología, mientras que esos personajes disparatados que introduce Jardiel en sus comedias rebosan alegría, vitalidad y optimismo.
Las obras del teatro del absurdo quizá tengan un mensaje subliminal, quizá pretendan que el espectador extraiga una moraleja o una lección, aunque las más de las veces empiezan igual que terminan, con el espectador/lector encogiéndose de hombros y abandonando el escenario con un regusto agridulce, mezcla de indignación y de perplejidad. El final es lo de menos; la obra podría prolongarse muchas veces de forma indefinida más allá del tiempo. Lo que tratan de reflejar las piezas del teatro del absurdo es el hastío existencial, la insatisfacción vital. Jardiel en cambio busca la diversión, la risa, el humor puro. El teatro de Jardiel no se prolonga hasta el infinito, sino que nace, vive y muere, o dicho de otra forma, mantiene los tres postulados clásicos: planteamiento, nudo y desenlace, y difícilmente queda un nudo sin desatar ni un fleco suelto. Esto obviamente no sucede en las piezas encuadradas en el teatro del absurdo, en donde no hay explicaciones, ni finales.
Ahora bien, aunque en general el teatro de Jardiel se halla bastante alejado de la corriente del 'teatro del absurdo', tal y como acabamos de exponer, no faltan en sus comedias abundantes rasgos de humor absurdo, como puede verse en los siguientes ejemplos:
En [USTED], cuando Francisca, despechada por Sergio, se pone a llorar, Oshidori, el criado, le ofrece una silla para que llore más tranquila, y ella muy digna afirma que 'sabe llorar de pie', a lo que Oshidori vuelve a replicar: Pero es que sentada lloraría la señora mucho más a gusto… Y tras sentarse en el sillón, Francisca comenta: ¡Pues es verdad! ¡Qué bien se llora así! ¡Se llora divinamente!
En [ELOÍSA], durante el prólogo, uno de los espectadores comenta que “nos han dao unas butacas muy laterales, de esas que hacen ver la película de perfil, y tos los personajes me se antojan el traidor”, idea ésta por cierto que ya incorporó en alguna de sus novelas.
En [MARIDO] hay una serie de 'diálogos de besugos' que entran de lleno en el absurdo, destacando en especial el que sostienen Leticia y Gracia, a propósito de Díaz, el experto en trajes antiguos que no sabe nada de trajes antiguos, y que pretende colocarse como empleado en el negocio de seguros de su marido. Aunque resulte un poco largo, conviene recordarlo por tratarse de una verdadera joya:
G: - Oye, ¿quién es este señor?
L: - Un especialista en trajes antiguos.
G: - ¿Y a qué se dedica?
L: - Nunca se lo he preguntado.
G: - ¿Ha venido a deciros cómo teníais que poneros los trajes antiguos?
L: - Ha venido a ver si Pepe le coloca en su Compañía de Seguros.
G: - Entonces, ¿vive de los seguros?
L: - No. Vive de los trajes antiguos.
G: - Es que, al parecer, no sabe una palabra de trajes antiguos.
L: - Por eso querrá colocarse en la Compañía de Seguros.
G: - ¿No sabiendo de seguros?
L: - No sabiendo de trajes antiguos.
G: - Pero vamos a ver… Para colocarse en una Compañía de Seguros, ¿importa algo que no sepa nada de trajes antiguos?
L: - No… Pero ¿quieres decirme qué obstáculo hay para que, no sabiendo de trajes antiguos, se coloque en una Compañía de Seguros?
G: - ¡Caramba! ¡Pues el que no sabía nada de seguros!
L: - Pero mujer, tampoco sabe nada de trajes antiguos!
En [MADRE], hay algunos rasgos de absurdo, pudiendo entresacar éste: Sí, el duque murió hace tres años. Por cierto, que como era tan alto, tardó en morirse más de dos semanas.
En [SEXO], asistimos al siguiente diálogo entre Mengana, una sirvienta, y Román, su novio:
- En su familia nunca ha habido sabios.
- Ya se les ve que es gente decente.
- Y porque ellas no han tenido nunca antepasaos.
- Y han hecho muy bien. ¡Pudiendo...!
Y en una conversación entre Lila y su sobrina Tilendi, se lee lo siguiente:
- Poco cerebro tenía yo antes de estos tres días, Tilendi; pero lo que es ahora, estoy que me preguntas cuántas son dos y dos... ¡y te digo que cuatro!
- Tía Lila... Pues sí que estás muy mal, porque dos y dos son cuatro, en efecto.
- ¿No te digo? ¡Ahí tienes! Y yo hubiera jurado que eran cuatro.
O más adelante, en una conversación entre Lila y Fermín, aquélla pregunta: ¿Usted no necesita un perro?, a lo que éste responde: No señora, yo veo perfectamente.
En [CARLO] encontramos igualmente algunos comentarios en el más puro estilo del absurdo: “El camarero tarda tanto en servir, que aquí el té de las cinco lo tomamos siempre a las ocho y media”, o, por seguir con alusiones culinarias, cuando Dupont afirma que sabe hacer la sopa al cuarto de hora en cinco minutos, o finalmente, cuando un personaje se pregunta, después de que le han vertido sin querer el café en la ropa: ¿se me verá mucho la mancha? Y le contestan: Poniéndose otro traje, no.
En [MARGARITA], cuando uno de los personajes comenta que “Nos va a pillar el amanecer subiendo Peguerinos”, replica Luz de Bengala: ¡Qué bien! Con lo que a mí me gusta amanecer cuesta arriba…
También es una forma de absurdo el empleo de la lógica 'sui generis' que hace Baselgo, en [MADRE], al explicar que está de permiso penitenciario: “...Pero me vuelvo al penal esta misma noche, porque si me retraso de los días concedidos, me expongo a que ya no me dejen entrar”. O el razonamiento un tanto peculiar que en [BLANCA], emplea la protagonista a la hora de demostrar el tiempo que tiene una de sus pieles de zorro: “medio año que he llevado yo puesta la piel y cuatro años y medio, por lo menos, que la llevó el zorro, suman cinco”.
© Juan Ballester
lunes, 17 de marzo de 2014
Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela
La Sociedad General de Autores de España (SGAE) acaba de convocar la XXIII edición del premio SGAE de Teatro, que este año lleva por título Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela.
Como se resalta en la propia convocatoria, la Fundación SGAE reivindica con este premio la figura del escritor y dramaturgo madrileño Enrique Jardiel Poncela, uno de los autores fundamentales del teatro español. La entidad convoca este galardón desde hace 23 años con el objetivo de fomentar la creación de nuevos textos dramáticos que, tanto por la buena calidad y originalidad de sus diálogos, como por su visión escénica, ayudan al desarrollo del Teatro.
Nos alegramos de esta iniciativa y esperamos que en los próximos años se mantenga la nueva denominación de este prestigioso premio.
Como se resalta en la propia convocatoria, la Fundación SGAE reivindica con este premio la figura del escritor y dramaturgo madrileño Enrique Jardiel Poncela, uno de los autores fundamentales del teatro español. La entidad convoca este galardón desde hace 23 años con el objetivo de fomentar la creación de nuevos textos dramáticos que, tanto por la buena calidad y originalidad de sus diálogos, como por su visión escénica, ayudan al desarrollo del Teatro.
Nos alegramos de esta iniciativa y esperamos que en los próximos años se mantenga la nueva denominación de este prestigioso premio.
lunes, 24 de febrero de 2014
Novelas cortas
La Revista Literaria Novelas y Cuentos publicó en su nº 1765, correspondiente al 7 de marzo de 1965, una selección de novelas cortas de Jardiel, ya aparecidas en sus tomos de miscelánea. Se trata, concretamente, de las tituladas: El secreto de Máximo, El hombre de hielo, La sonrisa de Vadi, Una aventura extraña, La voz muerta, El silencio, El aviso telefónico, Dos manos blancas, Las huellas, Jack el destripador, La sencillez fragante y La puerta franqueada.
jueves, 30 de enero de 2014
Jugadores de ajedrez
A principios de los años '20, Jardiel ya dejaba su huella personal en algunos periódicos y publicaciones de la época, no solo como escritor, sino incluso como dibujante. Es el caso de esta viñeta titulada Jugadores de ajedrez, que parece estar fechada en 1921.
jueves, 16 de enero de 2014
Censo de personajes teatrales - R
RADIOTELEGRAFISTA: Carlo Monte en Montecarlo. Sujeto que interviene al principio de la obra, en la cabina de radiotelegrafía de un buque.
RAFAELA: Un marido de ida y vuelta. Invitada a la fiesta de disfraces en casa de los protagonistas, que va vestida de romana. Su papel es puramente anecdótico.
RAIGOSO: Un adulterio decente. Un esposo engañado que frecuenta la peculiar clínica del doctor Cumberri, para visitar a su mujer, que está internada allí. Sus apariciones en escena son escasas.
RAIMUNDA: Madre (el drama padre). Muchacha de unos 19 años que va a ser una de las damas de honor en la boda cuádruple.
RAIMUNDA: Un adulterio decente. Cocinera en casa de los Bernal, de cuarenta y tantos años. Su aportación a la obra es insignificante.
RAIMUNDO: Los habitantes de la casa deshabitada. Raimundo Rodríguez de Toledo es director de un periódico y tiene unos 30 años y aspecto distinguido. A raíz de la avería de su vehículo, llega a la casa deshabitada en donde descubre que tienen encerrada a la mujer con la que hace años estuvo a punto de casarse.
RAIMUNDO: Tú y yo somos tres. Raimundo Cisneros es un caballero de unos 50 años, esposo de Úrsula, padre de Matilde y tío de Manolina. Habla de forma un tanto pedante y vive de administrar los bienes de su sobrina, aunque se le ve poco predispuesto al trabajo.
RAMIRO: Blanca por fuera y rosa por dentro. Ramiro Barrantes, joven atractivo y simpático, es el esposo de Blanca, con la que mantiene constantes batallas campales en el seno del hogar, con rotura de toda clase de objetos. Al principio se queja del carácter difícil de su esposa, pero a raíz del accidente ferroviario, cuando ella se ha convertido en un ser adorable, tratará de que recobre su verdadera personalidad para evitar que se enamore de Héctor. Durante el segundo acto se hace llamar Manolo Lorente a los ojos de Blanca.
RAMIRO: El amor del gato y del perro. Ramiro Mendibarri es un hombre de unos cuarenta años, escritor e inteligente.
RAMIRO: El sexo débil ha hecho gimnasia. Ramiro Llorente es un mozo de 36 años, de aire taciturno y preocupado, novio de Machuca.
RAMÓN: Las cinco advertencias de Satanás. Ramón Orellana tiene 30 años, es engreído, inteligente y guapo. Aunque se cree el centro del universo, en tema de mujeres, suele aprovechar las conquistas que Félix desecha, cobrando incluso por ello. Tras mantener una relación con Silvia, acabará por conseguir el amor de Coral.
RAMONA, la doncella: El cadáver del señor García. Doncella empleada en casa de Hortensia, cuya participación va de más a menos, destacando sobre todo en el primer acto, y rezando un padrenuestro simplemente genial.
Ramonuccio: Una mujer que es sadista. Ventrílocuo italiano, un poco tartamudo. Reta a duelo a Pascasio Norton, a quien vence, consiguiendo de esta forma convertirse en el amante de Java.
RAÚL: Una noche de primavera sin sueño. Raúl Aribau tiene apenas 32 años, y es un abogado avispado y al que no se le pone nada por delante. Llega a la casa acompañando a Mariano para los trámites del divorcio.
REBECA: La cita de Rebeca. Muchacha de unos 25 años y larga nariz, esposa de Jacob y amante de Samuel, a quien cita en casa cuando el esposo ha salido, y que le da un plantón de dos horas y cuarto.
REBOLLO: Tú y yo somos tres. Cabo bombero, de más edad que Pajares, que ha acudido a rescatar a Manolina cuando ésta ha quedado colgando de la cornisa del edificio.
RECASENS: La conversión del duque de Gandía. Don Luis de Requésens o Recasens (1528-1576) fue un célebre navegante español. Espera a las puertas de Granada la llegada del duque de Gandía con el féretro de la emperatriz.
REDACTOR JEFE (voz del): Como mejor están las rubias es con patatas. V. Movellán.
REGINALDO DE PANTECOSTI: Usted tiene ojos de mujer fatal. Señor maduro y elegante, barón, con cierto aire de infeliz y de sinvergüenza a partes iguales. Está casado con Beatriz. Va a casa de Sergio Hernán para proponerle que seduzca a Elena y de esta forma evitar que ésta se case con el anciano Ernesto y se pierda la herencia familiar.
REGINO: El "once" del Amaniel F. C. Tiene unos codos tan puntiagudos que cuando se apoya en una mesa, la agujerea.
REINA ISABEL, LA: Caída del conde-duque de Olivares. Es la reina Isabel de Borbón (1603-1644), esposa de Felipe IV, que es informada acerca de los excesos económicos que comete el conde duque de Olivares, y va a su vez a comentárselo a su esposo, el rey.
REMEDIOS: Blanca por fuera y rosa por dentro. Cocinera empleada en casa de los Barrantes, a quien el doctor Fonseca diagnostica un asma, así de pronto.
RENATO: Oh París, ciudad sirena, que estás siempre junto al Sena. Renato Sapristi es un poeta de talento, de unos 30 años y arruinado por un sensible corazón que le arrastra todos los jueves al sacrificio.
RENDUELES: Como mejor están las rubias es con patatas. Epifanio Rendueles es un cuarentón sin nada especial, salvo su afición a cotillear, que comparte con el resto de su familia, Heliodora y Pifi. Van a casa de Ulises precisamente a eso, a cotillear.
RENÉ: El crimen de René Plint. René Plint es un hombre de unos 50 años y cara de pelícano triste. Viste piel de oso y calza esquíes. Es un antiguo novio de Denise, a quien reconoce y a la que acaba arrojando por la ladera de la montaña.
RENÉ: La desdicha de Luis Leroy. Músico bohemio, amigo de Louis Leroy.
REPARTIDOR: Carlo Monte en Montecarlo. Joven de 18 o 20 años, que trae a casa de Ana Ferrar unos paquetitos muy coquetones con perfumes para Valentina.
REPRESENTANTE: Angelina o el honor de un brigadier. Personaje vestido de smoking, a la moda actual, que al comienzo del prólogo hace una breve introducción de 5 versos, y recita 4 versos más al final de dicho prólogo.
REVÓLVERES DE TOM, LOS: El arrojo de Tom Walter. Son pistolas, y, como es obvio, se limitan a hacer pum pum repetidas veces cuando Tom dispara contra los bandidos.
REY CARLOS II, EL: El embrujamiento de Carlos II. Su Majestad el Rey Carlos II de Habsburgo, llamado ‘El Hechizado’ (1661-1700) es un monarca español que reinó desde 1665 hasta su muerte. Tiene 38 años y está calvo, delgado y encogido. Habla con voz cursi. Al saber que está poseído por los demonios, llama a su madre, y al aparecer el diablo se pone a dar gritos.
REY FELIPE IV, EL: Caída del conde-duque de Olivares. Su Majestad el Rey Felipe IV de las Españas (1605-1665) es un monarca español que reinó entre 1621 y 1665. Cuando es informado de los excesos económicos del conde duque de Olivares, le ordena retirarse de la vida política.
RICARDO: Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Ricardo Cifuentes tiene 32 años y ha recibido una extraña herencia que no puede cobrar hasta pasados 60 años, lo que le impide casarse con Valentina. Tras tomar las sales que le da Bremón, su vida se hace insoportable y trata de coger alguna enfermedad a ver si puede así acabar con todo.
RIGÓ: La defunción del profesor Lerchundi. Uno de los profesores a los que Lerchundi muestra su invento, que habla a la vez que sus colegas y en ocasiones lo hacen cantando. Es catalán pero habla sin acento alguno.
RÍOS: Los ladrones somos gente honrada. Mariano Ríos es un hombre de unos treinta años, de buen aspecto, perteneciente también al gremio de los 'ladrones'. Su participación en la obra es muy escasa.
ROBERTO: No se culpe a nadie de mi muerte. Roberto Céspedes es un joven de 30 años, enamorado en tiempos de Inocencia y casado más tarde con Hortensia, hasta que ésta le abandonó. Pretende sacar tajada económica de la desesperada situación anímica de Narciso.
ROBERTO DE PANTECOSTI: Usted tiene ojos de mujer fatal. Roberto de Pantecosti la Torre y Gamboreado de Tres Viñas del Pomar, tiene unos 70 años y es primo de Reginaldo. Está hecho una ruina y es sordo como una tapia, hasta el punto de que hay que escribirle todo en una libreta para que se entere. En tiempos fue auditor de guerra.
ROBLEDO: La hoguera. Eminete médico que es llamado por Ignacio para que confirme el diagnóstico de la enfermedad de Eduardo.
ROCINANTE: Agua, aceite y gasolina. Criado de unos 30 años, empleado en casa de Mario, de verdadero nombre Emilio Salcedo. Serio y correctísimo, no le gusta que le llamen por ese apodo, y sin embargo, en un rasgo masoquista, cuando alguien se dirige a él por su nombre verdadero, le pide que utilice el apodo que en su día le puso el propio Mario.
RODOLFO: Angelina o el honor de un brigadier. Rodolfo [Álvarez de Castro] es un muchacho romántico de la época, con melena corta, bigote y perilla. Es poeta y novio de Angelina, a la que perdona la infidelidad cometida con Germán cuando aquélla le cuenta que fue contra su voluntad.
RODOLFO: El sexo débil ha hecho gimnasia. Novio de Tilendi, es un muchacho con aire de tragedia, que acabará siendo echado de la casa de mala manera.
RODOLFO: El vals. Pollo de la época que participa en una conversación intrascendente.
RODOLFO: Tú y yo somos tres. Rodolfo Céspedes es un poeta de unos 30 años, chileno, de carácter suave y dulce, que se ha casado por poderes con Manolina sin desvelarle previamente que tiene un hermano siamés. A pesar de estar unido a su hermano por el brazo, no presenta deformidades ni aspecto monstruoso, sino todo lo contrario. Tras la separación quirúrgica, sufre los excesos cometidos por su hermano.
RODRIGA: Los habitantes de la casa deshabitada. Rodriga Carrillo o Cerrillo es una chica de pueblo, hija de Melanio, de unos 15 o 16 años y cara de tonta, aunque ella más bien se califica de aturullada y distraída. Trabaja como sirvienta en un casino. Llega a la casa para curiosear, creyendo que todos sus habitantes son actores que están actuando para ella. Al final acaba liberando a la banda de maleantes, para que continúe la representación.
RODRIGO: A las seis, en la esquina del bulevar. Esposo de Cecilia y antiguo amante de Casilda. Tiene unos 35 años, no demasiado guapo, pero bien plantado y atractivo.
RODRIGO DE TRIANA: El descubrimiento de América. V. Triana.
RODRÍGUEZ: Como mejor están las rubias es con patatas. Joven de veintitantos años, técnico de radio, que interviene brevemente en el último acto.
RODRÍGUEZ: Un adulterio decente. Uno de los cuatro doctores que 'asisten' a Federico a comienzo del segundo acto y que en realidad discuten acerca de una artista de moda. Su participación es brevísima.
ROLANDO: Oh París, ciudad sirena, que estás siempre junto al Sena. Rolando Turulat de Lableupapillon Deschamps es un audaz escultor de unos 25 años, que trata de abrirse paso en el difícil mundo del arte.
ROMÁN: El sexo débil ha hecho gimnasia. Román Berrezuelo es un hombre de unos 30 años, novio de Mengana, una de las criadas de la casa.
ROMÁN: Margarita, Armando y su padre. Sereno de cinco casas y tres calles, que es medio novio de Julia, el ama de llaves, y que, debido a los malos hábitos nocturnos de los vecinos, siempre acaba recibiendo propinas fastuosas.
ROSALÍA: El sexo débil ha hecho gimnasia. Niña de unos 14 años, sobrina de Adelaida. Toca el piano y tiene dificultad para pronunciar las erres, que las convierte en eles. Lleva casi todo el tiempo un cesto en brazos con una perrita. Se reconoce un poco tonta por las cosas que hace.
ROSALÍA: Madre (el drama padre). Muchacha de unos 19 años que va a ser una de las damas de honor en la boda cuádruple.
ROSARIO: El vestido largo. Muchachita de unos dieciséis años a quien sus padres han puesto de largo algo prematuramente, circunstancia de la que ella se queja durante el monólogo, poniendo de manifiesto los inconvenientes de llegar a esa edad.
ROSARIO: No se culpe a nadie de mi muerte. Señora de unos 50 años, madre de Cristina, que no ha inventado la pólvora. Ha hecho cierta amistad con Inocencia, la hermana de Narciso.
ROSENDA: Agua, aceite y gasolina. Doncella muy joven y bastante guapa empleada en casa de Mario. Viste de gala y su participación en la obra es apenas relevante.
ROSIE: El amor sólo dura 2.000 metros. Chica monísima que come cacahuetes. Cuando es despedida de la empresa cinematográfica, en lugar de entristecerse, se siente aliviada y contenta. Acaba haciéndose medio novia de Martín.
ROVIROSA: El sexo débil ha hecho gimnasia. Fermín Rovirosa es un viejecito activo y nervioso, que habla siempre como si estuviese informando en audiencia. Es el abogado que lleva el papeleo de Ramiro.
RUFA: La sin título. Rufa Cifuentes y Bermejillo es una criada de unos 18 años que trabaja en casa de Alberto. Emplea unas expresiones bastante pintorescas para corroborar cuanto dice. Tiene un novio que se llama Epifanio.
RUFINO: Diez minutos antes de la medianoche. Personaje equivalente al Pelirrojo, de Los ladrones somos gente honrada, de unos 40 años. Conversa con Miguel (Daniel) en la terraza de la casa donde han ido a robar.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Un argumento novelado
El argumento novelado de la película "Angelina o el honor de un brigadier" (dirigida por Louis King) fue publicado por la editorial Bistagne en 1935. La edición incorpora, además de algunas fotografías de la película, unos versos del propio Jardiel Poncela escritos para la obra.
lunes, 11 de noviembre de 2013
El busto de Jardiel
Este es el busto de Jardiel realizado en terracota por el escultor zamorano Baltasar Lobo. Se da la particularidad de que el propio Jardiel lo tuvo durante los últimos años de su vida junto a su escritorio, a menudo "tocado" con una montera.
Etiquetas:
# Cosas de su vida,
# Retratos y caricaturas
miércoles, 16 de octubre de 2013
Los nuevos aranceles
¿A que esto mismo podría haberse escrito hoy? Pues es nada menos que de 1922.
Pronto en los labios tendremos
las amarguísimas hieles,
los sinsabores supremos
de los nuevos aranceles.
¡Ni podremos comer rancho
con tal ley arancelaria!
¿Por qué no viene un buen Sancho
a esta ínsula Barataria?
En situaciones tan tristes,
frente a este dolor sin par,
no hay quien imagine chistes…
¡España va a naufragar!
Del nuevo arancel la rueda
nos aplasta, nos tritura,
sólo protesta este cura…
¡Que se salve aquel que pueda!
Ante situación tan seria,
nadie grita; todos gimen…
¡Y todos hieren y oprimen
al pobre león de Iberia!...
Y el león, que fue el altivo
emperador de otros tiempos,
a fuerza de sufrimientos
yace más muerto que vivo…
Sobre su cuerpo, cansado
de lanzar rugidos fieros,
los tiranos, los logreros
bailan un zapateado.
¡Pero, ¡ay! si algún día siente
nueva acometividad,
de un zarpazo solamente
obtendrá su libertad!
(Publicado en La Correspondencia de España, 14 de febrero de 1922)
Pronto en los labios tendremos
las amarguísimas hieles,
los sinsabores supremos
de los nuevos aranceles.
¡Ni podremos comer rancho
con tal ley arancelaria!
¿Por qué no viene un buen Sancho
a esta ínsula Barataria?
En situaciones tan tristes,
frente a este dolor sin par,
no hay quien imagine chistes…
¡España va a naufragar!
Del nuevo arancel la rueda
nos aplasta, nos tritura,
sólo protesta este cura…
¡Que se salve aquel que pueda!
Ante situación tan seria,
nadie grita; todos gimen…
¡Y todos hieren y oprimen
al pobre león de Iberia!...
Y el león, que fue el altivo
emperador de otros tiempos,
a fuerza de sufrimientos
yace más muerto que vivo…
Sobre su cuerpo, cansado
de lanzar rugidos fieros,
los tiranos, los logreros
bailan un zapateado.
¡Pero, ¡ay! si algún día siente
nueva acometividad,
de un zarpazo solamente
obtendrá su libertad!
(Publicado en La Correspondencia de España, 14 de febrero de 1922)
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Los ladrones somos gente honrada (adaptaciones) - Datos técnicos
Los ladrones somos gente honrada (1941)
Producción: Producciones Aureliano Campa-Juca Films (España 1941).
Director: Ignacio F[arrés] Iquino. Guión: Ignacio F[arrés] Iquino, según la obra homónima.
Fotografía: Emilio Foriscot. Música: José María Ruiz de Azagra. Canciones: “Pío-pío” (Segundo Rivera); vals y czardas (Ramón Ferres). Decorados: Emilio Ferrer. Montaje: Antonio Cánovas.
Intérpretes: Amparo Rivelles (Herminia), Manuel Luna (Daniel el Melancólico), Mercedes Vecino (Germana), Fernando Freyre de Andrade, Antonio Riquelme (El Castelar), Angelita Navalón, José Jaspe, Ramón Martori, Mercedes Nicolau, Luis Villasiu, Joaquín Torrens, Amparo Cervera, José Sanchiz, Arturo Morillo, Matilde Artero, etc.
Paso: 35 mm. Procedimiento: B/N. Duración: 102 min.
Distribución: Cifesa.
Estreno: Cine Avenida (Madrid), 9 de marzo de 1942. Cine Fantasio (Barcelona), 10 de marzo de 1942.
La crítica ha dicho:
1) Iquino no respetó excesivamente su estructura escénica rompiendo en algunos momentos la unidad espacial y temporal de los tres actos clásicos, añadiéndole números musicales y potenciando los ingeniosos diálogos originales. […] El arranque es muy brillante. Iquino se luce en la descripción de los tipos de una fiesta de la alta sociedad. Igual que en sus películas de aquella época, muestra una sociedad ociosa y parasitaria cuyo único objetivo en la vida parece ser la máxima frivolidad. Después de este prometedor arranque, el film va perdiendo fuelle, baja el ritmo narrativo apoyándose en exceso en los diálogos teatrales y la realización no está en consonancia con sus posibilidades como vodevil. Iquino no consigue dominar la complejidad de la trama. […] Sin embargo, la cinta fue un éxito de público. Los críticos le perdonaron sus defectos por la rapidez y la falta de medios con que se había rodado.
(Ángel Comas Puente).
2) Una película que, por lo demás, me parece más que notable. El propio Manuel Luna, que tantas veces puso sus facciones peculiares al servicio de personajes oscuros y malhadados, hace aquí un papel que para sí quisiera Cary Grant. De hecho, si a algo recuerda esta simpática película es a Historias de Filadelfia: unos donnadies desconcertados en medio de los complicadísimos tejemanejes de una familia bien... Con un toque de los hermanos Marx, a quienes recuerdan mucho, incluso en su caracterización, los secuaces del Melancólico.
(José Manuel Benítez Ariza).
3) Una adaptación de la obra teatral de Jardiel Poncela, realizada a toda prisa. Resulta extremadamente teatral. Presupuesto reducido. Nada saliente.
(Fernando Méndez-Leite)
Los ladrones somos gente honrada (1956)
Producción: Aspa Films (España, 1956).
Director: Pedro López Ramírez. Guión: Vicente Escrivá y Vicente Coello, según la obra homónima.
Fotografía: Federico G. Larraya. Música: Federico Contreras. Decorados: Enrique Alarcón.
Intérpretes: José Luis Ozores (Castelar), José Isbert (El tío del Gabán), Encarnita Fuentes (Herminia), Alicia Palacios (Germana), Julia Caba Alba (Eulalia), Antonio Garisa (El pelirrojo), Rafael Bardem (Felipe Arévalo), Carlos Miguel Solá (Daniel), José Manuel Martín (Antón), José Ramón Giner (Laredo), Isabel Pallarés (Teresa), Antonio Ozores (Menéndez), Nora Samsó, Joaquín Roa, María Isbert, Juana Ginzo, Jacinto San Emeterio, Milagros Leal, Pilar Gómez Ferrer, etc.
Procedimiento: B/N. Versión: Sonora. Duración: 82 min.
Distribución: As Films y Interpeninsular Films.
Estreno: Cine Gran Vía (Madrid), 3 de septiembre de 1956.
Premios: Premio del S.N.E. (Sindicato Nacional del Espectáculo) a Julia Caba Alba.
La crítica ha dicho:
1) Escrivá y Coello lo han convertido en un estupendo guión, logrando a la vez un trabajo literario de calidad al conservar toda la gracia y todo el vigor del estilo humorístico, que informa la obra de origen, y respetar lo que era esencial en la misma. Abundan escenas e incidencias de la más regocijante especie. Los tipos tienen una simpatía y un gracejo que coadyuvan al fin perseguido, o sea el de divertir al espectador. Pedro L. Ramírez no sólo ha dirigido la obra con pericia, sino que ha escogido bien a cuantos intervienen en el reparto.
(Fernando Méndez-Leite)
2) La adaptación libre de Escrivá y Coello ha mantenido el esquema de la comedia de Jardiel en sus líneas maestras, para modificar, en cambio, detalles de ambientación, más importantes estos que aquellos porque tienden a teñir la anécdota de un tinte entre serio y sentimental que desvirtúa sensiblemente la fuerza cómica de las situaciones. Tal vez en esta circunstancia se origine esa extraña atonía de la película, la vaga condición de su interés y el estilo fragmentado y disperso de su gracia, salvada estrictamente en aquello que aún se ha conservado como lo escribió Jardiel.
[…] Falla, en líneas generales, la trayectoria del guión, y, con ella, la finalidad esencial de la cinta, que no consigue entretener como debiera ni provoca la risa como era de suponer. El público, en suma, se divirtió poco, acaso porque esperaba más de lo que se le da.
(H S.G. - La Vanguardia)
martes, 3 de septiembre de 2013
En sus últimos días
Esta es una de las últimas fotografías que se conservan de Jardiel Poncela, quizá la última, tomada en otoño de 1951. En ella se aprecia ya el estigma físico de su enfermedad. Su aspecto envejecido contrasta con la imagen sonriente y vital que suele ser habitual del humorista. ¿Es realmente éste el aspecto de un hombre de apenas 50 años?
miércoles, 31 de julio de 2013
Un grecorromano y viajes por todo el mundo
Tadeo el grecorromano es un libro publicado en 1958 por Ediciones G. P., en su colección de humor "El Gorrión", que recoge parte de la obra miscelánea de Jardiel Poncela, en concreto, su "teatro irrepresentable" (Sainetes deportivos, de los cuales forma parte la pieza que da título a este librito), así como "Tres viajes relámpago por Europa" (Suiza, Inglaterra y Dinamarca) y "Mis viajes a Estados Unidos".
viernes, 21 de junio de 2013
Intimidades de Josefina Peña
Josefina Peñalver, la primera compañera sentimental de Jardiel y madre de Evangelina, publicó bajo el nombre artístico de Josefina Peña, un libro de poemas titulado "Intimo" en donde recoge poemas escritos a lo largo de los años en variaas ciudades de España y del extranjero (Barcelona, Bilbao, La Habana, Buenos Aires, Río de Janeiro, etc.). Se trata de "poemas inconfesables", como ella misma subtituló el poemario, y junto a algunos de cierta belleza estética y literaria, se incluyen otros en donde impera la sensualidad, aunque siempre manteniendo las formas y sin caer en el mal gusto.
El libro fue publicado en la editorial Biblioteca Nueva, a mediados de los años 30.
(La fotografía de la portada nos ha sido facilitada por el jardielista, comediógrafo y compañero de aventuras Diego Fernández Sández).
El libro fue publicado en la editorial Biblioteca Nueva, a mediados de los años 30.
(La fotografía de la portada nos ha sido facilitada por el jardielista, comediógrafo y compañero de aventuras Diego Fernández Sández).
viernes, 31 de mayo de 2013
El sexo débil ha hecho gimnasia (datos técnicos)
EL SEXO DÉBIL HA HECHO GIMNASIA
Denominación: Tragicomedia en dos partes en verso y prosa.
Escrita en 1946 en los siguientes lugares: Café Gato Negro de Madrid, Café Luna de Barcelona, coche cama de un tren y otro café de Madrid.
La primera parte consta de 1.673 versos.
Obtuvo el Premio Nacional de Teatro en 1946, como la mejor comedia del año.
Nº de personajes: 30 (18 femeninos + 12 masculinos).
[Adelaida, Lila, Lucía, Cholina, Marcelina, Tilendi, Rosalía, Churra, Juana, Machuca, Julia, Mitó, Pancha, Pitoca, Blasa, Mengana, Emiliana, Fulana // Feliciano, Eliseo, Mariano, Joaquín, Leoncio, Leonardo, Teófilo, Adelciso, Román, Rovirosa, Ramiro, Rodolfo].
Escenario: 1ª parte, salita de recibir y de estar en un piso de la burguesía acomodada del barrio de Maravillas [c/ de la Palma Alta] de Madrid en 1846. 2ª parte, misma salita en 1946.
Época: 1846 y 1946.
Secuencia temporal: Acto 1º, a mediados de diciembre, la una de la tarde; Acto 2º, en primavera, a la una de la tarde.
Sinopsis: Una historia que se repite cien años después, pero al revés.
Argumento: Los problemas y vicisitudes sentimentales de una tía y sus sobrinas de la sociedad burguesa de mediados del siglo XIX, acaban repitiéndose cien años más tarde en otra familia de las mismas características, con desenlaces bien diferentes debido a que las mujeres deciden pasar a la acción y no asumir su papel de víctimas.
Desarrollo de las escenas:
[Acto 1]
Adelaida, dueña de la casa, se está arreglando para recibir invitados a comer. Conversa con las criadas y con su sobrina Pancha, la hija mayor de su hermana Flor, fallecida años atrás. Hablan de la reina Isabel II y de política exterior. Mientras, Rosalía, otra sobrina, toca el piano. Van apareciendo otros personajes: Lucía, una nueva sobrina, Blasa y Emiliana, criada y peluquera de la señora. Llega Juana, otra sobrina, con una carta para Francia. Blasa cuenta a Emiliana la historia de la familia. Aparece Felicio y se interesa por el relato. Regresa Adelaida con otra sobrina, Marcelina, que quiere confesar un secreto, pero Felicio, en su condición de médico, la manda retirarse a descansar. Se habla acerca de París. Llega Mariano, novio de Lucía y joven poeta que acaba de estrenar un drama con enorme fracaso, y que se siente como muerto. Sale al balcón a charlar con su novia. Aparecen Julia, la sexta sobrina, y su esposo Teófilo. Juana irrumpe llorando al conocer que su enamorado está casado aunque separado y que pretende fugarse con ella, plan que ella ha rechazado. Felicio hace una extraña declaración de amor a Adelaida, que ésta no acepta. Regresan del balcón Lucía y Mariano, éste con el propósito de suicidarse. Irrumpe Blasa con la paella y al poco aparece Marcelina, que confiesa estar embarazada y su deseo de ingresar en un convento. Se enteran de que Mariano, que acaba de irse, se ha pegado un tiro, y hay conmoción general. También la joven Rosalía llora al ver muerto a su perrito. Leoncio, pretendiente de Pancha, empieza a desvariar al ver el muerto desde el balcón. Adelaida se lamenta de las desdichas de todas sus sobrinas y se queja de la dura condición de la mujer. Y hace cambiar el retrato que preside el salón, poniendo a cambio el del joven suicida, Mariano.
[Acto 2]
Mengana y Román están descolgando el retrato antiguo del acto anterior, cuando entra Lila, dueña de la casa, dando instrucciones. Tilendi, una sobrina, al ver el cuadro antiguo se muestra indignada y dispuesta a destrozarlo a cuchilladas. Mengana lo soluciona tirándolo por la ventana. Tilendi habla con su tía de Rodolfo, su ex-novio. La pequeña Churra, escuchando tras la puerta, se entera de todo. Mientras, Machuca, otra hermana, escribe a máquina, a salvo de las miradas de la pequeña y procurando que ésta no cotillee. Suena el teléfono y preguntan por el horario de un tren, a lo que Machuca contesta, enteradísima. Se desvela que está escribiendo a la esposa de su novio, circunstancia de la que se ha enterado la víspera, aunque lleva separado de ella seis años. En la carta advierte a esa mujer que no se le ocurra volver con su marido. Llega Cholina y comenta el fracaso del estreno teatral de su novio Joaquín. Éste se muestra abatido. Vuelven a llamar preguntando por el horario de un tren, cosa habitual en la casa porque tienen un número parecidísimo al de Renfe. Eliseo, amigo de uno de los novios, conversa con Lila acerca de parientes lejanos, y más tarde con Churra, que le cuenta peculiaridades de la familia. Continúan las presentaciones y todas las hermanas se ponen a hacer el indio, bromeando. Se descubre que Tilendi está embarazada. Aparece Rodolfo, el novio de Tilendi, dispuesto a reconciliarse con ella, pero ella zanja la cuestión afirmando que no tiene intención de casarse con él, a pesar de estar esperando un hijo, y acaban echándolo de mala manera. Machuca trae un documento en donde se pacta la indemnización que ha de darle Ramiro. Pitoca y Leonardo se comprometen en matrimonio, y por fin Eliseo se declara a la dueña de la casa, lo que ésta acepta encantadísima.
Comentario: Obra excelente en donde se combina la prosa y el verso, y en donde dos historias alejadas cien años una de la otra y sin aparente relación, terminan por presentar múltiples paralelismos, con desenlaces, eso sí, completamente diversos.
Gracias a ese paralelismo de personajes y situaciones, resulta posible -casi diríamos que necesario- que sean los mismos actores quienes interpreten dos papeles diferentes, aunque estén separados por el abismo de un siglo. Así, Lila es el equivalente moderno de Adelaida, y, tanto la una como la otra tienen 6 sobrinas, cada una con sus problemas o pequeños dramas y con la misma edad en ambos actos. También los novios y parejas se ven inmersos en situaciones equivalentes: el correlativo de Mariano también acaba de estrenar un drama, que resulta un sonoro fracaso. También la ubicación de las historias es idéntica, aunque cambia totalmente la decoración (excepto el cuadro colgado de la pared).
Como contraste entre lo antiguo y lo nuevo, Jardiel emplea el verso en la primera parte y la prosa en la segunda. Los versos riman en consonante sin un esquema estrófico fijo, y predominan mayoritariamente los endecasílabos y heptasílabos, con una técnica nada despreciable. Las rimas no resultan empalagosas ni obvias, ni cae en el ripio, sino que fluyen con naturalidad de las boca de los personajes.
No falta la comicidad en las situaciones, y una vez más es de destacar la aparición de un personaje vinculado al estamento médico. Y los rasgos de locura de esta familia, sobre todo de la 'moderna' nos hacen recordar a los inolvidables Briones de Eloísa...
Si el primer acto es notable, aún lo es más el segundo, destacando el personaje de Churra, la sobrina pequeña, y en especial el de Lila, la dueña de la casa, que es un puro disparate empezando por los nombres que elige para nombrar a las personas de su entorno, hasta las ocurrencias que va desparramando a lo largo de todo el segundo acto.
Sin embargo, hay algún pequeño detalle que se le escapa a Jardiel, como el denominar a Mitó quinta y última de las hermanas, cuando en realidad son seis. También quedan un par de detalles oscuros, como son: 1º por qué Felicio, en el primer acto, sabe tanto de la familia; y 2º por qué Tilendi tiene ese pavor exacerbado al cuadro antiguo.
Estreno: En el teatro de la Comedia de Madrid el 4 de octubre de 1946, y por la compañía del propio autor en el teatro Barcelona de Barcelona el 10 de octubre de ese mismo año.
Reparto: (Madrid): Milagros Leal, Rosalía Abollo, Adela Corado, Herminia Lemos, Rosario Sánchez, Rosario Soriano, Mari Campos, Julia Medero, Cecilia Ferraz, Concha Sánchez, José Orjas, Antonio Riquelme, Ricardo Alpuente, Leandro Alpuente, Almendros, Cuadrado, Mathias y Carmona.
(Barcelona): Aurelia Guillén (Blasa y Mengana), Carmen Labajos (Rosalía y Churra), Milagros Carrión (Juana y Machuca), Mª Paz Molinero (Adelaida y Lila), Juana Cáceres (Emiliana), Trini Montero (Pancha y Pitoca), Mª Luisa Ponte (Lucía y Cholina), Emilio Menéndez (Feliciano Rocamora y Eliseo Rascafría), Anna Farra (Marcelina y Tilendi), Gregorio Díaz Valero (Mariano y Joaquín), Eduardo Hernández (Leoncio Pamela y Leonardo Mencheta), Tomás M. Cao (Teófilo y Adelciso), Mª Luisa del Valle (Julia y Mitó), Germán Algora (Román), Luis Manzano (Rovirosa), Rafael Cortés (Ramiro), Juan Balaguer (Rodolfo), Pilar Bocanegra (Fulana).
Decorados: Sigfrido Burmann.
Crítica del estreno: Excelente acogida tanto en Madrid como en Barcelona; el público rió más durante la segunda parte, pero también aplaudió menos.
“Durante el curso de la representación, grandes carcajadas jalonaron las ocurrencias humorísticas constantes y las divertidas originales situaciones en que abunda la obra, algunas de las cuales fueron también recibidas con aplausos. Sonaron éstos insistentemente al terminar cada jornada y el telón se alzó innumerables veces, mientras el autor, requerido por el público, saludaba en unión de sus intérpretes”.
Adaptaciones TV:
Programa: Estudio 1. Fecha de emisión: 2 may 1979. Intérpretes: Covadonga Cadenas, Jesús Enguita, Mª Elena Flores, Pilar Laguna, Paco Racionero, Emiliano Redondo, Carmen Roldán, Manuel Salgueró, Elena Mª Tejeiro, Francisco Vidal, etc.
Publicaciones:
- El sexo débil ha hecho gimnasia, Biblioteca Teatral, nº 98, 1946.
- El sexo débil ha hecho gimnasia, Novelas y Cuentos, nº 1524, Madrid, 24 julio 1960, 53 pps.
- Obras completas, AHR, 1958, 1960, 1963, 1965, 1967, 1969, 1970, 1971, 1973.- Tres comedias escogidas, Aguilar, 1962.
LA CRÍTICA HA DICHO:
[...] Esta comedia desmiente todo lo que se ha dicho respecto a la caída de Jardiel Poncela. Ella sola, con una fuerza inmensa, viene a desmentirlo. El sexo débil ha hecho gimnasia fue un éxito rotundo. Se estrenó en Barcelona y en Madrid al mismo tiempo; en Madrid, por la compañía titular del teatro de la Comedia, con Milagros Leal, que estuvo exquisita en su papel de Adelaida, en el primer acto, y dinámica y divertidísima, como sólo ella sabe hacerlo, en la Tía Lila, del segundo, junto a Leoncio y Pamela, que tan magistralmente llevó a escena Riquelme; en Barcelona alcanzó un éxito tan grande o mayor, de estreno y de taquilla, interpretada precisamente por la compañía que dirigía y de la que era empresario mi padre, con María Paz Molinero y Eduardo Hernández al frente.
Cómo la escribió
Enrique Jardiel Poncela ya estaba enfermo. Su única caída fue la enfermedad. Escribir esta obra ya le costó mucho trabajo. Lo que antes hubiera escrito en quince días, ya le costaba meses. Sufría mucho por eso y nos hacía sufrir a los que estábamos a su lado. La empezó en Madrid, en el café del Gato Negro, y también en el de la Luna, de Barcelona. Estaba yo entonces en Barcelona con él, y recuerdo que tenía que venir a Madrid precisamente para entregar la comedia a la compañía del teatro de la calle del Príncipe, que la esperaba para empezar los ensayos. Hicimos el viaje en coche cama; no durmió en toda la noche; se la pasó íntegra escribiendo, y todavía, al separarme de él, me dijo:
- Voy a meterme en un café, a ver si termino esto...
Lo terminó, pero le costó mucho.
El público no sabía lo que había sufrido el autor de aquella obra escribiéndola, ¡aquella obra que tanto gustaba!... El estreno de El sexo débil ha hecho gimnasia fue un éxito rotundo, un éxito como cualquier otro de los que tuvo cuando estaba bueno; pero ahora estaba enfermo, muy enfermo... Poco después se la premiaron, como la mejor obra estrenada en el año, con el Premio Nacional de Teatro. ¿Por qué han tenido especial cuidado todos los periódicos en callar este premio en la vida de un hombre que ya se estaba acabando?... No lo sé... Él siempre pensó que con su muerte vendrían las letanías, que con su muerte vendría la justicia que le habían estado negando tantos años...
(Evangelina Jardiel Poncela)
La comedia El sexo débil ha hecho gimnasia se desarrolla en dos tiempos muy lejanos entre sí, 1846 y 1946. Las protagonistas de 1846 son una réplica exacta de las que encontramos un siglo antes, pero no son las mismas, no existe aquí el malabarismo del tiempo de la comedia anterior [Cuatro corazones]. El autor pretende demostrar con su obra la evolución que la sociedad ha experimentado con respecto al comportamiento de la mujer que pasa de la sumisión del primer tiempo a la actividad extraordinaria e irreflexiva del segundo que el autor critica deshumanizándola, ironizando sobre ese falso progreso de la mujer.
(Carmen Escudero)
Personalmente, no me gusta ni me parece merecedora del galardón que obtuvo, a no ser que le fuese concedido como homenaje a su obra en general. Quizás en esta opinión adversa mía influya el hecho de que ya es un tema pasado y manido para la generación joven actual, aunque hoy día está de moda la literatura de protesta, de “libertad ante la sociedad”. Su hija Evangelina tiene una comedia inédita sobre este tema, titulada La verdad que no es mentira, en la que, según la tendencia teatral de hoy de simplificar el argumento y los personajes, una mujer que va a tener un hijo ilegítimo hace frente a la sociedad y no siente vergüenza por ello; fijémonos en que esto constituía solamente una de las figuras femeninas en la obra de su padre.
No es una comedia humorística, sino cómica, casi astracanesca. Los personajes son caricaturescos y la poesía ha sido sustituida por la acción, como ocurre siempre en los momentos cómicos de las obras de Jardiel.
(Manuel Ariza)
A través de su peculiar humorismo, Jardiel Poncela evoca un ambiente femenino de un siglo atrás y otro ambiente análogo, después de que “el sexo débil ha hecho gimnasia” en la época actual, mostrándose indudablemente más afortunado en la primera pintura, rematada con una escena de fuerte humanidad, que en la segunda, excesivamente recargada de tintas y en la que se advierten atisbos de unas costumbres no muy en consonancia con la moral y que, felizmente se apartan de la realidad.
El diálogo es vivo y ocurrente, aunque algunas de las ocurrencias –tal las de las repetidas alusiones a las correrías de una perrita- no revelan refinado gusto, y el público, siempre predispuesto a regocijarse con los dichos y hechos “jardelianos”, ríe y no regatea el aplauso.
(U. F. Zanni, La Vanguardia, 11 de octubre de 1946)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)